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Un"muy mal año" para la pesquería

Casi una veintena de cerqueros, que despliegan en Mauritania plataformas donde se guarecen los túnidos, merman las posibilidades de pesca de la flota isleña

A la flota canaria le crecen los enanos. No solo tiene que afrontar las pérdidas que suponen el parón obligado al que se ha visto abocada por el fin del acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos y la tardanza con la que previsiblemente entrará en vigor el nuevo pacto cerrado entre ambas partes, sino que también tiene que hacer frente a la imposibilidad de capturar grandes cantidades de túnidos en aguas canarias o cercanas a Madeira y Azores porque 18 cerqueros españoles y franceses actúan como una "barrera" en Mauritania.

El presidente de la Federación Provincial de Pesca de Las Palmas, Gabriel Jiménez, explica que la colocación de plataformas de 20 o 30 metros cuadrados en el mar en esa zona por parte de esos cerqueros aniquila las expectativas de pesca para los canarios. Esos objetos, "provistos de una tecnología muy novedosa", indican a sus dueños cuántas piezas hay guareciéndose en la sombra que generan.

Jiménez expone que esas plataformas actúan como cebo para las especies que buscan más oscuridad, lo que les permite llegar a pescar hasta 600 toneladas de túnidos "de una atacada".

Fuentes del sector indican que estos cerqueros faenaban antes en el Índico -en el entorno de las Seychelles-, pero que desde hace un tiempo empezaron a llevar a cabo su actividad en el Golfo de Guinea. Por eso la pesca de túnidos -como la tuna, el rabil o bonito-, a la que tradicionalmente se ha dedicado la flota del Archipiélago ha dejado de ser atractiva. No así, por ejemplo, las capturas de sama, mero o cherne.

Los pescadores isleños afirman que 2018 ha sido un "muy mal año", pues se les ha ido complicando la tarea de "sacar rendimiento" a su actividad. Y lo peor, aseguran, no es eso. "El futuro incierto" que se cierne sobre su actividad ahoga aún más sus perspectivas.

Los atuneros explican que es la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico la que controla los niveles de capturas, y poco o nada pueden hacer en los acuerdos que establecen entre sí los diferentes países. Pero sí lamentan que no se tenga en cuenta el impacto medioambiental que generan las modalidades de pesca agresivas.

En la mente de la flota canaria aún escuece, además, el frustrado aumento de su cupo en la zafra del atún rojo de este año. Madrid anunció una subida, pero luego dio marcha atrás en su decisión al no ver satisfechas sus expectativas en el reparto internacional de las capturas y concedió solo 255 toneladas a las Islas. La división del sector sobre el modo en que se debía apresar dicha porción también marcó esa campaña. Pesca propuso repartir el cupo asignando a cada buque una cantidad previa para terminar con la pesquería olímpica. Pero no hubo consenso y las fisuras en el seno del sector se hicieron más profundas.

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