Un entorno regulatorio claro y estable, sobre todo en lo que se refiere a la protección del consumidor es para Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, condición indispensable para evitar futuras recesiones económicas. Así lo manifestó el miércoles en el Congreso de los Diputados, durante su intervención en la comisión de investigación sobre la crisis financiera de España, donde aprovechó también para pedir disculpas por la comercialización con las preferentes. "Nos equivocamos, lo reconocemos y hemos querido corregirlo con rapidez", aseguró.

Con la mirada puesta en un futuro más seguro y estable, animó a avanzar cuanto antes en el marco regulatorio, como la nueva ley hipotecaria que, en su opinión, debe tener las suficientes garantías para que los bancos sigan financiando, "en condiciones muy competitivas, hipotecas a largo plazo".

Para Gortázar, evitar un próximo estallido supone también mejorar el sistema actual de recuperación y resolución de entidades, pues asegura que el actual mecanismo salvaguarda al depositante pero el daño causado no es asumible, "no sólo porque su elevado coste se atribuye a todos los contribuyentes, sino porque esto lleva a algunas entidades a asumir riesgos por encima de lo razonable". Por otro lado, el consejero delegado aboga por completar la Unión bancaria, para que "los depósitos a nivel europeo estén protegidos" y, de esta manera, minimizar también los riesgos para el euro.

Aunque reconoce que las posibilidades de quiebra son ahora menores que hace una década, considera que "seguirá habiendo situaciones de insolvencia en el futuro" y, en esos casos, la idea es "evitar usar dinero público". Estos son solo algunos de los aprendizajes que para CaixaBank dejaron los diez años de crisis que, en su opinión, pusieron de manifiesto aspectos que no funcionaban en el sistema. Entre ellos destaca que existían políticas de riesgo deficientes y una concentración de excesiva del mismo en algunos sectores, como el inmobiliario. También problemas de gobernanza, niveles de capital insuficientes, un sistema sobredimensionado y atomizado y, además, un crecimiento que hasta el año 2007 él calificó de "desequilibrado". Todo ello, explicó, venía de la mano de "una excesiva abundancia de liquidez y bajos tipos de interés que la pertenencia a la zona euro trajo a España".

El consejero delegado hizo asimismo un balance de lo que en esta década se ha avanzado. Destacó la corrección de las políticas de riesgo y la inserción de medidas "mucho más estrictas" para la concesión de crédito. Las inyecciones de capital y el alivio de la dependencia de la financiación exterior también han contribuido a la mejora de la situación. Así, España ha pasado "de un déficit por cuenta corriente del 10% del PIB antes de la crisis a tener un superávit de más del 1,5%". No obstante, recordó, el sector bancario no puede dormirse con la mejora de la reputación, que se ha visto profundamente mermada por, entre otras razones, el rescate a la banca.

Ayer compareció en el Congreso el consejero delegado del BBVA, Carlos Torres, quien solicitó "que el marco regulatorio asegure unas condiciones de mercado equitativas que no penalicen al sector financiero español frente a los nuevos competidores", refiriéndose así a las empresas de tecnología financiera o fintechs, y a los gigantes tecnológicos.