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Entrevista | Víctor Cordero

"Que la basura de otro país llegue a La Graciosa prueba que hay que cooperar"

"Canarias es el 1,4% del territorio español, y el 46,6% de la superficie marina en la que el país tiene derechos", destaca el investigador de la Universidad de Cádiz

La vida en la octava isla

La vida en la octava isla

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La vida en la octava isla Nerea López

¿En qué consiste el proyecto de Planificación Espacial Marina en la Macaronesia (MarSP)?

Es un proyecto pionero con Azores y Madeira, de Portugal, y Canarias, de España, que trata de promover la planificación espacial marina para promocionar la economía azul, dándole un ámbito jurídico seguro para evitar conflictos. Y todo ello teniendo en cuenta los procesos naturales y funciones de los ecosistemas, que no los vemos pero están ahí y nos proveen de servicios para nuestra calidad de vida. Nos interesa alcanzar un rendimiento máximo pero sostenible.

¿Por qué es necesario?

La importancia de planificar el medio marino en torno a Canarias es darse cuenta de que con la superficie terrestre que ocupa, solo un 1,4% del total de España, es responsable del 46,6% de la superficie marina en la que nuestro país tiene derecho de exploración, explotación, conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos.

¿Qué es la economía azul?

Todos aquellos sectores económicos que tienen que ver con el mar o la costa. Por ejemplo, el turismo, las actividades energéticas renovables, las prospecciones petrolíferas, cables y emisarios submarinos, pesca y acuicultura.

¿En qué consiste la cooperación transfronteriza en el mar?

En nuestro caso se trata de planificar entre todos los estados miembros, pero también los extra comunitarios, para conseguir un marco normativo común de las actividades económicas marinas.

¿Qué papel juegan las energías renovables en la competencia por el espacio marítimo?

Hay ciertas actividades marítimas, como las turbinas eólicas en alta mar, o la acuicultura, que dependen de la profundidad. En Canarias tenemos la peculiaridad de que alcanzamos grandes profundidades relativamente rápido, por lo que estas actividades quedan reducidas a partes muy concretas de nuestro litoral. No obstante, actualmente existen avances tecnológicos que permiten que este tipo de instalaciones sean flotantes. Esto hace que se puedan desarrollar en cualquier espacio.

¿Cuáles son los stakeholders [grupos de interés] que están o deberían estar hablando de cooperación transfronteriza marina?

Es un proyecto piloto por lo que los stakeholders se están identificando. Pero lo que está claro es que las administraciones, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado tienen que estar.

¿Cómo es la relación España-Portugal en cuanto a sus mares?

Yo diría que es buena. Ambos están mostrando mucha ilusión.

¿Cuáles son los retos de España en este sentido?

Es pronto para decirlo. Pero este proyecto piloto lo bueno que tiene es que nos va a permitir identificarlos y, además, cómo vamos a cooperar, con qué metodologías, etcétera. Es interesante no solo desde el punto de vista ambiental sino también desde la economía. Podríamos generar un cluster común macaronésico, un turismo de cruceros a nivel de los tres archipiélagos para unir recursos, gestionar, fiscalizar y velar por una pesca sostenible.

¿Lo ve viable?

Sí, pero hay que tener en cuenta que trabajamos con el gran desconocido, por ello la frase de que conocemos más la luna que los fondos marinos. Necesitamos levantar mucha información y asegurarnos de que comprendemos lo que hay ahí debajo. A mayor profundidad todo se ralentiza. Y con actividades como la minería, en un momento podemos generar un grave deterioro.

La población de La Graciosa ha manifestado que mucha basura viene de otras costas. ¿Qué opinión le merece el escándalo de los plásticos?

Esto evidencia la necesidad de la cooperación transfronteriza. Es un problema global, la circulación de las corrientes marinas hace que basuras tiradas en el otro extremo del Atlántico, en Estados Unidos o Latinoamérica, vengan a parar a nuestras cosas. Es un problema que padecemos nosotros cuando la raíz está a miles de kilómetros. Es algo que dentro de este proyecto no podemos controlar porque es más una cooperación transfronteriza mundial pero sí se está hablando para hacerlo en alta mar, con la Ley Unclos que es la que lo regula. Lo que sí intentamos hacer nosotros es tratar esas sensibilidades que se ven heridas.

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