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La crisis causó el déficit y no a la inversa

Con la quinta menor recaudación tributaria de la UE, España no pudo atajar el desplome de ingresos y alza de gastos que desencadenó el fin de la burbuja

España es el quinto estado de la UE (tras Irlanda y cuatro países excomunistas) que menos ingresos tributarios recauda en relación a la riqueza que genera. Se sitúa 8,3 puntos (unos 83.000 millones) por debajo de la media del euro y 7 (unos 70.000 millones) menos que el promedio de la UE.

Durante la crisis esta insuficiencia recaudatoria se agigantó. Fue lo que Luis de Guindos definió en diciembre de 2009 como "una pérdida estructural de ingresos" (es decir, no deliberada ni coyuntural) "como consecuencia de la desaparición del boom inmobiliario". Lo mismo había ocurrido en Japón tras su propia 'burbuja', como explicó el economista y exministro nipón Heizo Takenaka en mayo de 2010.

La resultante fue que España se erigió en el país avanzado en el que más cayeron los ingresos del Estado, según la OCDE, y en el segundo de la UE, tras Bulgaria, según la oficina estadística europea (Eurostat).

De modo que fue la crisis "la que causó los déficits y no a la inversa", como escribió el economista Joseph Stiglitz en marzo de 2015. "Los costes de la crisis han agravado la carga fiscal", sentenció en agosto del año 2009 Olivier Blanchard, entonces economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El PP sólo reconoció esta realidad una vez que se instaló en el Gobierno en la última semana de diciembre de 2011. A partir de entonces, y por vez primera, admitió un hundimiento de los ingresos como causa principal de los déficits: "La caída de la recaudación es un drama nacional" (Cristóbal Montoro, 13 de julio de 2012); "España perdió ingresos por importe de 70.000 millones" (Mariano Rajoy, 2 de septiembre de 2012, 25 de junio de 2014 y 31 de julio de 2015): "El problema más importante de las administraciones públicas es que no hay ingresos" (Rajoy, en la asamblea de la ONU el 24 de septiembre de 2012); "Nuestro sistema tributario no recauda lo suficiente en función del nivel de renta" (Montoro, 26 de diciembre de 2013) y otras declaraciones análogas que se alternaron con el discurso del dispendio según las circunstancias políticas.

Austeridad

España empezó a retirar estímulos en el consejo de ministros del 29 de septiembre de 2009. La decisión, tomada cuando ya se atisbaba el fin de la primera recesión, fue tan combatida por la oposición como lo fue la aprobación de los estímulos en 2008.

Pero no parece que las políticas de gasto que adoptó el mundo avanzado y China, y cuya retirada se generalizó en la UE en mayo de 2010 y en la cumbre del G20 de Toronto el 27 de junio de ese año, fueran tan inútiles como se ha argumentado después, aunque algunas de las medidas fuesen de utilidad más que discutible.

Los datos de empleo en España apuntan en esa dirección. La destrucción fue muy dura en 2008 y mucho peor en 2009 (620.100 y 1,2 millones ocupados menos, según la EPA), pero se atenuó en 2010 hasta los 237.700. La austeridad a partir de entonces y las dos subidas de tipos de interés en 2011 devolvieron a la eurozona y a España a la recesión, y la destrucción laboral remontó con fuerza: hubo 600.700 ocupados menos en 2011 y la caída del empleo se disparó a 850.400 en 2012. El FMI estimó el 12 de mayo de 2011 que los recortes del gasto público para atajar la crisis soberana europea restarían 2,2 puntos al PIB español en 2011 y 1,5 puntos en 2012.

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