Cerca de dos centenares de nómadas digitales de 36 países diferentes han convertido esta semana a Las Palmas de Gran Canaria en su capital mundial. La elección de la ciudad para la celebración de esta tercera edición del Nomad City no es casual. De hecho, la capital grancanaria se ha colocado en alguna ocasión como la preferida de estas personas que deciden instalarse en un punto del planeta con independencia de dónde tenga la sede la empresa para la que trabajan. Solo necesitan una buena conexión a Internet para convertirse en remote workers.

A las diez de la mañana de un día festivo como el de ayer escaseaban las sillas vacías en la Sala Alegranza del Auditorio Alfredo Kraus. El cansancio acumulado tras varios días de actividad y otras tantas sesiones nocturnas de confraternización se disipaba por el dinamismo de los ponentes. Las conferencias en poco se parecían a las habituales. La interacción con el público y la teatralidad de las puestas en escena lograban con éxito mantener despiertos a todos los asistentes.

Trish Kennelly apareció en el escenario sola, primera ovación. Presentó a su partenaire, Andrei Beno -segunda ovación-, conductor del método Levantarse y sentarse. "Que se pongan de pie quienes llevan más de dos días en la ciudad", solicitó para que la gran mayoría del aforo abandonara el asiento. "Que se sienten quienes aún no han salido por la noche", continuó y muy pocos retornaron a la posición inicial entre carcajadas generales.

Tras otras cinco interacciones de ese tenor, Kennelly y Beno pasaron a presentarse mediante divertidas fotografías que proyectaron en sendas pantallas. Más risas. A partir de ese momento, sin abandonar el tono desenfadado, desgranaron su visión sobre cómo se construye una tribu móvil. Remote Year, su empresa, se dedica precisamente a posibilitar que viajar y trabajar sean acciones complementarias y en absoluto excluyentes. Para cuando llegaron a la parte más seria, nadie pestañeaba ya.

Referente en Europa

Mensajes adaptados para quienes huyen de ideas preconcebidas. Paneles largos, solo ayer ocho ponencias en la Sala Alegranza y otras nueve en la Sala de Cámara, y exposiciones de no más de veinte minutos con otros diez dedicados a las preguntas. Todo rápido y muy ejecutivo. "Nomad City quiere convertirse, en esta tercera edición, en el evento más importante en Europa sobre trabajo remoto", destacó la organización.

A las administraciones públicas canarias no les ha pasado desapercibido este movimiento mundial como factor potencial de cara a conseguir un cambio de rumbo de la economía de las Islas. El talento es denominador prácticamente común a la totalidad de estas personas que deciden dejar su lugar de residencia, enfundar su ordenador portátil e ir a cualquier parte del mundo para desarrollar su trabajo. En los últimos cuatro años, 10.000 de ellos han pasado por las Islas, según datos de la Asociación Canaria de Espacios Colaborativos y de la organización del Nomad City.

Las cifras se incrementan de manera exponencial en los últimos tiempos siguiendo el ritmo de los avances tecnológicos y el impulso a la conectividad en buena parte del mundo, Canarias incluida. Del mismo modo lo hace el tiempo de estancia, que en el Archipiélago se sitúa en la actualidad en las cuatro semanas. De quienes se decantan por las Islas, la mayor parte son alemanes (20%), seguidos por los británicos (15%) y estadounidenses (10%). Entre las profesiones más recurrentes se cuentan programadores, diseñadores gráficos, responsables de marketing digital, emprendedores, traductores, periodistas o gestores de contenido.

El clima y el menor coste de la vida constituyen dos elementos que no pasan desapercibidos para estos remote workers. Además, quienes prueban, aparte de repetir en muchos de los casos, se convierten en embajadores que comunican a otros las ventajas que presenta Canarias. Entre ellas también las fiscales, de manera que ya se han registrado casos de nómadas digitales que han decidido situar su domicilio fiscal -propio o de empresa- en el Archipiélago para poder aprovechar el diferencial fiscal en toda su amplitud.