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Los grancanarios pueden ir y volver de Madrid por menos precio que ir y volver del Sur

Compañías y agencias recuerdan que las tarifas varían en función de muchos factores

Los grancanarios pueden ir y volver de Madrid por menos precio que ir y volver del Sur

No son, lógicamente, ofertas que proliferen, pero como las meigas gallegas, haberlas haylas. Aunque parezca increíble, a un residente de alguna de las dos islas capitalinas, Tenerife y Gran Canaria, puede resultarle más barato volar a Madrid que viajar en guagua al Sur de su respectiva isla. ¿Por cuánto? Pues por unos exiguos 7,02 euros se puede llegar a viajar a la capital de España, y, para más inri, el precio incluye ida y vuelta.

Uno de los ejemplos de este tipo de oferta lo dio la aerolínea de bajo coste Ryanair durante esta semana. En este caso, la oferta era de 3,26 euros para volar el próximo 14 de noviembre desde el aeropuerto de Tenerife Norte al de Madrid-Barajas, en concreto el trayecto que tendrá lugar entre las 09.15 hora local y las 13.10 hora peninsular. Y, por supuesto, una vez aplicado el descuento del 75% en el billete del que disfrutan los residentes en la Comunidad Autónoma. Si a esa oferta se le sumaba una segunda para regresar de la capital de España al norte de la isla del Teide cuatro días después, el domingo 18 de noviembre y en un vuelo que saldrá de Barajas a las 06.45 horas y llegará a Tenerife a las 08.40, el coste total sería el de esos 7,02 euros, ya que la vuelta salía la semana pasada por apenas 50 céntimos más que la ida, esto es, por unos no menos exiguos 3,76 euros. Para hacerse una idea de hasta qué punto puede llegar a ser barato viajar a la Península -en este caso a Madrid- tras la entrada en vigor del 75% de descuento en los billetes basta con apuntar que el precio de desplazarse en guagua de Santa Cruz a Costa Adeje, en el sur de Tenerife, cuesta 9,45 euros, y eso solo la ida, porque ir y volver serían 18,9 euros, más del doble de lo que costaba desplazarse al centro de España y regresar con la oferta de la compañía que dirige el polémico Ian O'Leary.

Y no es muy diferente en el caso de Gran Canaria, porque ir en guagua desde la estación de Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria hasta la estación del Puerto de Mogán cuesta 9,4 euros -siempre tomando como referencia el precio del billete normal individual, esto es, sin considerar los descuentos por el uso de los diferentes bonos transporte-, con lo que serían 18,8 euros hacer el trayecto de ida y vuelta.

El ejemplo concreto de estos dos vuelos de Ryanair es extremo, pero es más habitual encontrar billetes por menos de 15 euros desde la puesta en práctica del 75% de descuento en favor de los residentes extrapeninsulares. Eso sí, los precios, tal como explican tanto fuentes del sector de la aviación comercial como también el presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), Rafael Gallego, son "dinámicos". ¿Qué quiere esto decir? Pues que aunque a veces se olvide, el momento de la compra, la fecha en que se quiera viajar o la premura pueden influir sobremanera en la tarifa. El presidente de la CEAV -las agencias de viajes manejan alrededor del 80% de los billetes, de modo que cuentan con información de primera mano- recuerda que la demanda desde que se aplica el 75% de bonificación se ha incrementado en Canarias un 35%, un sensible aumento que difícilmente encajaría en una situación en la que las aerolíneas estuvieran inflando precios, cosa que niega de plano. "Lo que ocurre es que si quieres ir el viernes a Madrid o Barcelona, pues o te espabilas o probablemente el billete te saldrá más caro de lo que te podría haber salido, y eso a veces da lugar a percepciones equivocadas del tipo es que estoy pagando lo mismo que antes del descuento", reflexiona Gallego, que puntualiza que "no hay argumentos" sólidos para dar a entender una subida artificial de las tarifas.

Además, el representante de las agencias de viajes, que en todo caso cree que podría formarse una comisión bajo confidencialidad de los datos para acabar de una vez con el clima de sospecha generalizada, hace hincapié en que la sociedad y las instituciones han llegado a un grado de "sensibilización" tan alto que difícilmente una compañía podría inflar los precios sin ser detectada y posteriormente castigada, amén de eventualmente por las autoridades, también por los clientes.

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