Solo cuatro meses después de aprobarse el incremento hasta el 75% de la subvención para los desplazamientos desde Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla a la Península han saltado las alarmas por la subida de precios de los billetes de avión. La tecnología actual permite a las compañías obtener la máxima rentabilidad en cada momento. Incluso para intuir comportamientos futuros analizando los movimientos en la Red de los potenciales clientes. De ahí que un clic de más pueda hacer más onerosa la compra.

La "ingeniería de precios", como la define el director del departamento de Comercio Electrónico de Grupo Lopesan, Eduardo Gómez, ha permitido a las empresas vender el producto adecuado al cliente adecuado, en el momento adecuado, al precio correcto y en el canal correcto. Es lo que se conoce como revenue management, ampliamente utilizado también en el sector alojativo.

Oferta y demanda

Oferta y demanda

La subvención del 75% avanzaba un aumento de la demanda. Si volar resulta más barato para el comprador -canario, balear, ceutí o melillense-, habrá una mayor cantidad de ciudadanos dispuestos a desplazarse. El mercado dicta que mayor presión compradora conlleva un aumento de los precios.

La Agrupación Empresarial de Agencias de Viajes de Baleares (Aviba) señaló la pasada semana que el incremento desde julio alcanza ya el 28% en las rutas entre el archipiélago mediterráneo y la Península. Pocos días después, el vicepresidente y consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno canario, Pablo Rodríguez, promovió una alianza entre todos los territorios extrapeninsulares para vigilar el comportamiento de los precios que fijan las aerolíneas y desterrar la posibilidad de que se concreten al margen de las leyes del mercado.

La búsqueda

La búsqueda

Desde el momento en que buscamos un billete para un determinado día y a una hora concreta, estamos influyendo sobre su precio. La potencial demanda basta al sistema para ajustar el precio al alza. Si muchas personas demandan viajar en una fecha, los billetes se encarecen. Lógicamente, si todas esas búsquedas no se concretan en ventas reales, el coste final vuelve a contraerse.

¿Todo vale?

¿Todo vale?

Hasta ahí poco puede reprocharse sobre el comportamiento de las compañías. Tampoco cabe la protesta por la utilización de los datos históricos para conformar perfiles de demanda ajustados a cada momento. Por ejemplo, durante las fechas navideñas o en los cambios de quincena de la época estival se registra un aumento de los desplazamientos. Incluso las aerolíneas refuerzan sus servicios ante la seguridad de que podrán llenar un mayor número de asientos.

Las quejas de los usuarios se centran en la utilización del rastro de información. Esto es, las cookies o la dirección IP del ordenador desde el que se realiza la búsqueda pueden determinar una subida inmediata del precio. Si alguien busca un billete pero no lo compra, puede encontrarse con que cuando se decide finalmente, aunque hayan transcurrido minutos, sea más caro. Por contra, desde otro dispositivo vuelve a encontrar el coste inicial. De ahí que un clic de más pueda traducirse en mayor desembolso.

El dichoso algoritmo

El dichoso algoritmo

El algoritmo lo decide todo. En sí encierra toda la capacidad de análisis de la información necesaria para que se produzca esa venta. "Un precio para cada persona y en cada momento", recalca Eduardo Gómez. Es capaz de detectar cuántos clientes se interesan por un billete concreto y en función de ello fijar una cuantía determinada. Del mismo modo, también analiza la ausencia de demanda para un producto, lo que, lógicamente, conlleva un abaratamiento del precio final. La tasa de ocupación determina la rentabilidad de una ruta aérea. Del mismo modo que una búsqueda para un mismo billete se traduce en un incremento del precio, si se acerca el momento de la partida y restan butacas por llenarse, los precios irán bajando atendiendo a la máxima de que un asiento vacío representa la mayor pérdida posible.

El avance tecnológico permite implementar en los sistemas actuales inteligencia artificial, que dota de la capacidad de análisis necesaria para afinar el resultado al detalle. Del mismo modo, hay máquinas capaces de rastrear las cookies de navegación almacenadas y el historial. En ese caso, el precio para el viajero se ajustará en función del grado de necesidad de viajar que tiene en cada momento.

El futuro

El futuro

El director del departamento de Comercio Electrónico de Grupo Lopesan es tajante sobre el uso que en el futuro inmediato se dará al revenue management: "No tiene sentido que la entrada para una sala de cine o para ver a la UD Las Palma cueste lo mismo si está vacío que si solo restan por vender dos asientos", explica.

En Estados Unidos se comienza a utilizar ese concepto. "Aquí es una disciplina por aterrizar, pero desde luego a una persona joven que se esté formando en estos momentos, le diría que se especialice en revenue management", apunta Gómez, quien por tercer año ha impartido un curso sobre este tema organizado por la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria.

El cambio de paradigma obliga también a las asociaciones de consumidores a ponerse al día para mantener a salvo los intereses de los ciudadanos.