Más de cinco horas de interrogatorio. El principal acusado en el denominado caso Jesuman, Iván Hernández Perera, se sometió este martes a un exhaustivo cuestionario de las partes acusatorias para negar su implicación en la supuesta trama de estafa, asegurar que siempre quiso pagar las deudas contraídas con los proveedores en Gran Canaria y apuntar a su tíos, José Ignacio y Juan Jesús Hernández Pérez, como responsables de la descapitalización de Alimentcanarias, la empresa de la que era administrador único y con la que implantó, apoyada en 68 sociedades, una red de supermercados en Gran Canaria, principalmente bajo la marca Cerca, que quebró como consecuencia de la falta de solvencia.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas acogió el segundo día de juicio contra los hermanos Juan Jesús, José Manuel y José Ignacio Hernández Pérez -descendientes del fundador del Grupo Jesuman- e Iván Hernández Perera, hijo de José Manuel. La Fiscalía los acusa de delitos de estafa, estafa agravada y alzamiento de bienes, por lo que pide 17 años y seis meses de prisión para Iván y doce años de cárcel para cada uno de los hermanos al considerar que los cuatro tuvieron el "inequívoco ánimo de obtener un enriquecimiento patrimonial ilícito a costa de la mayoría de sus proveedores", a los que aún adeudan 13 millones.

En el año 2000, José Manuel e Iván constituyeron la empresa Alimentcanarias, siendo el padre el titular del 99% de las acciones y el segundo el dueño del 1% restante además de figurar como administrador único. En todo momento Iván mantuvo que Comercial Jesuman no intervino en esa operación y que hasta la ampliación de capital de 2005 nunca usó el nombre de su familia ni el del negocio familiar, consolidado en Tenerife, para ganarse la confianza de los proveedores. Cuando una parte acusatoria le mostró un contrato de 2003 con un proveedor de yogures, en el que figuraba su firma en calidad de apoderado de Comercial Jesuman, aseguró que fue un hecho puntual. "No me querían vender a mí directamente. El ánimo no fue de hacer nada raro. Mi tío me autorizó a hacerlo y en ningún momento me dijo nada", declaró.

Eso sí, apuntó que Comercial Jesuman se encargó desde el principio de la contabilidad de esta entidad, así como de la gestión de las nóminas de los empleados al tiempo que Alimentcanarias le comprara la mercancía necesaria para abastecer a sus supermercados en condiciones ventajosas. Asimismo, Iván explicó al fiscal que la marca Cerca estaba registrada a nombre de Comercial Jesuman y no al suyo porque él no sabía cómo hacerlo. "La idea era ponerla a mi nombre, pero no sabía registrarla y la registraron a su nombre. Ellos me dijeron que me la traspasarían", señaló, pero no ocurrió. El principal procesado en el caso Jesuman también reiteró que la facturación de los establecimientos se ingresaba en una cuenta a nombre de Alimentcanarias, desde la que pagaba las nóminas, a los proveedores y los pedidos que hacía a Comercial Jesuman.

Para diversificar el riesgo, resolver problemas de suministros de productos y buscar mejores precios, Hernández Pérez admitió que creó hasta 68 sociedades, todas dependientes de Alimentcanarias.

Según su relato, en 2005, cuando se realizó la ampliación de capital, fue cuando empezaron a cambiar las tornas. "El negocio iba perfecto", expuso, y su tío José Ignacio le propuso ampliar el capital. Hernández Perera aceptó la propuesta porque entonces entendió que era una forma de que el negocio continuara creciendo y abrir más supermercados. Así fue como Comercial Jesuman aportó tres millones, por la que obtuvo 4.992 acciones.

Ese dinero se ingresó en una cuenta de Alimentcanarias el 28 de marzo de 2005, pero un día después sale de la misma. Iván alegó que, para su sorpresa, su tío José Ignacio se lo pidió por un asunto puntual de liquidez en Tenerife. Iván insistió en que no sabe qué hizo Comercial Jesuman con ese dinero y que dicha cantidad nunca retornó a las arcas de Alimentcanarias. Indicó, a su vez, que a partir de ese momento Comercial Jesuman le pidió cantidades superiores cada mes por los suministros.

De este modo, tal y como argumentó, los saldos de la entidad fueron "medrando". En 2006, recalcó, perdió el control de los supermercados, que pasaron a estar bajo la dirección de sus tíos. Hernández Perera explicó entonces que ellos "directamente" abrieron cuentas de Jesuman para ingresar toda la recaudación de los establecimientos.

Antes de que eso sucediera, según su relato, su tío José Ignacio le solicitó varias transferencias "para pagar mercancía o supuestas necesidades de liquidez". Cuando no tenía más dinero para traspasar, fue cuando formalizó una hipoteca de máximo.

Ese dinero, aseguró, no lo utilizó para efectuar la recompra de las acciones de Alimentcanarias que estaban en manos de Jesuman. Y pese a que en el auto de instrucción figura un contrato de autocartera, él mantuvo que su firma es falsa. Asimismo, Iván sostuvo que su "error" fue no renunciar al cargo de administrador único de Alimentcanarias pese a la situación de impagos a proveedores que se comenzó a desatar a partir de 2006. Ahora bien, el principal investigado en esta causa sostiene que su intención siempre fue la de pagar y que le envió a su tío José Ignacio la relación de los proveedores con los que mantenía una deuda para que ésta fuera saldada. Cuando comenzaron a cerrar las tiendas Cerca, Hernández Perera trató, según explicó, abrirlas de nuevo para pagar las deudas hasta que la situación fue insostenible y tuvo que abandonar la actividad.

Iván respondió durante tres horas a las preguntas del fiscal y durante otras dos a las cuestiones que plantearon el resto de partes acusatorias, a excepción de las preguntas efectuadas por la defensa de Juan Pablo Castillo Bailador, a quien Hernández no le reconoce la deuda de 3,67 millones en cuatro pagarés. Hernández Perera expuso que solía tener pagarés en blanco firmados para pequeños pagos cuando estaba ausente y que, quizás, Juan Pablo Castillo rellenó esos documentos con sumas que alcanzaban los 3,67 millones.

El segundo día del juicio evidenció aún más las discrepancias que existen en la familia Hernández Pérez. No solo por el relato de Iván, sino también porque antes de entrar a la vista oral, Juan Jesús y José Ignacio esperan en un lado de las salas y José Manuel y su hijo, en otro. Una vez dentro, cuando no tienen más remedio que sentarse juntos en el banquillo de los acusados, no se dirigen ni una sola palabra.