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El 80% de los incorporados al mercado laboral en Canarias son extranjeros

La mano de obra de fuera de la Unión Europea se dispara un 52% en el último año. La población activa incluye por primera vez a más de 204.000 foráneos

Por primera vez hay en Canarias más de 200.000 extranjeros trabajando o buscando trabajo. Una cifra sin precedentes en la historia que evidencia el atractivo de la economía regional más allá de las fronteras nacionales. No en vano, ocho de cada diez personas que se han incorporado a la población activa del Archipiélago desde 2017 son foráneas.

Este incremento de la mano de obra extranjera obedece sobre todo a la llegada de inmigrantes de fuera de Europa. Un hecho en el que tienen también mucho que ver los históricos lazos del Archipiélago con países como Cuba y, sobre todo, Venezuela, que atraviesa una profunda crisis que lleva a muchos de sus ciudadanos a buscar un mejor futuro en las Islas.

La vertiente positiva del enriquecimiento del mercado laboral tiene, no obstante, repercusiones en los datos del paro. El sensible aumento de extranjeros en el mercado laboral de la Comunidad Autónoma, junto con el también considerable incremento de la población activa local, complica sobremanera el lucimiento de las grandes cifras. En otras palabras: son más las personas que se incorporan a la búsqueda de empleo que la capacidad de la economía regional para ocuparlos, incluso ahora cuando Canarias ha sido capaz de enlazar dos ejercicios seguidos, 2017 y 2018, creando más de 40.000 nuevos puestos de trabajo por primera vez.

En todo el país hay algo menos de 2,9 millones de extranjeros con trabajo, ya sean asalariados o trabajadores por cuenta propia o autónomos, o que buscan activamente un empleo. La mano de obra foránea creció así a lo largo del último año, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de cierre de ejercicio, un 8,3%. Frente a esa cifra, el incremento en Canarias llega a la friolera de un 19%, más del doble.

En estos momentos la mano de obra extranjera, tanto la empleada como la potencial, la integran en las Islas un total de 204.500 personas. Nunca antes se había superado la barrera de los 200.000. De hecho, los 197.100 que se contabilizaban a 31 de diciembre de 2017 ya eran entonces el máximo desde que el INE dispone de datos.

La economía de la región enlaza así dos récords consecutivos en lo relativo a la población activa foránea. Un notable incremento que se debe, al margen de factores externos como la situación de los países de origen, al hecho de que la crisis económica ha quedado definitivamente atrás y se perciben mayores oportunidades también desde fuera de la región. Eso sí, la población trabajadora inmigrante no crece en igual porcentaje cuando proviene de la Unión Europea que cuando lo hace de terceros países.

Esos 204.500 foráneos que forman parte de la población activa en Canarias se dividen entre los 66.100 que son súbditos de alguno de los 28 Estados miembros de la Unión y los 138.400 cuyos orígenes están en países no comunitarios, mayoritariamente de América del Sur.

En el primer caso, el de los extranjeros de la UE, esos 66.100 aún son 26.700 más de los que había a finales de 2011, en lo más duro de la crisis. Pero es igualmente cierto que el año pasado salieron de las Islas -o bien dejaron de trabajar o de buscar activamente empleo- un total de 21.800. Así pues, la tendencia entre los súbditos de Estados miembros es, al menos en estos momentos, claramente descendente.

En cambio, la población trabajadora de más allá del ámbito de la UE no solo no decrece, sino que crece a un ritmo inusitado. De ahí que a la mejora de la economía local se una el factor de la inestabilidad en muchos de los países de origen de estas personas. Al finalizar 2016, la mano de obra venezolana, cubana, colombiana o del Este de Europa la formaban solamente 91.100 personas. Dos años después ya suman esos 138.400, es decir, una repentina subida del 52% -47.300 personas- que es la que explica el repunte global de la población activa extranjera y lo que subyace en el hito de que haya superado por primera vez los 200.000 trabajadores.

Es más, si bien es cierto que España vuelve a ser un país de acogida de mano de obra de otros continentes, también lo es que la población trabajadora extranjera no comunitaria crece seis veces más rápido en el Archipiélago que en el conjunto del Estado.

Hay un dato, no obstante, incluso más esclarecedor. Entre 2016 y 2018 la población activa total aumentó en la Comunidad Autónoma en 41.300 personas, hasta la cifra récord de 1.141.600 individuos empleados o dispuestos a emplearse. En esos dos años marcharon o dejaron de trabajar o de buscar trabajo 14.800 extranjeros de la UE, mientras que se incorporaron a la población activa 8.800 españoles y la friolera de 47.300 foráneos de fuera de la UE. En definitiva, 84 de cada cien personas que se han incorporado al mercado laboral en el Archipiélago no solo son extranjeros, sino que, además, son de países de fuera de la UE. Ocho de cada diez.

Aunque no puede trazarse una equivalencia exacta entre la población inmigrante y la población activa inmigrante, los últimos datos demográficos, correspondientes al primer semestre del año pasado, ponen de manifiesto la tendencia al alza en la llegada de foráneos. Pese al saldo vegetativo negativo, el Archipiélago terminó la primera mitad de 2018 con 11.578 habitantes más debido a los 20.304 ciudadanos llegados des-de el extranjero. De esos 20.304 inmigrantes que aterrizaron en las Islas durante el primer semestre de 2018 el mayor flujo de llegadas se produjo desde Italia, Venezuela y Cuba. Así, desde el país transalpino procedían un total de 3.153 personas, mientras que 2.423 lo hicieron desde Venezuela y 1.592, desde Cuba. Colombia se situaría en la cuarta posición de ese ranking, con un total de 1.486 ciudadanos.

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