Grupo BBVA ganó 5.324 millones de euros en 2018, lo que supone un incremento del 51,3% respecto al ejercicio anterior, impulsado por la recurrencia en los ingresos, el control de los gastos y la plusvalía por la venta de BBVA Chile.

En concreto, este avance incluye el resultado de operaciones corporativas generado por las plusvalías netas de impuestos de la venta de BBVA Chile (633 millones de euros), en el tercer trimestre.

En términos constantes, destaca, según la entidad, el buen comportamiento de los ingresos de carácter más recurrente y la disminución de los saneamientos -debido al ajuste negativo por el deterioro de la participación en Telefónica en 2017-, y provisiones, que compensan "con creces" la menor aportación de los resultados de operaciones financieras (ROF) en comparación con el ejercicio anterior.

El modelo diversificado y la estrategia de transformación son la base de esta buena evolución y de la mejora de la eficiencia, según destacó ayer la entidad.

"En un entorno complejo, hemos obtenido unos muy buenos resultados y una rentabilidad de doble dígito, al tiempo que hemos logrado importantes avances en el proceso de transformación", resaltó el presidente de BBVA, Carlos Torres.

En España, el resultado atribuido, incluida actividad bancaria y 'Non Core Real Estate', ascendió a 1.445 millones de euros, un 63,4% más que en el año anterior.

Por el contrario, el resultado atribuido en Turquía alcanzó 569 millones de euros en un año "muy complejo" marcado por la caída de la lira turca, lo que supone un descenso interanual del 4,5% (-31% en términos corrientes), al tiempo que América del Sur generó un resultado atribuido de 591 millones de euros en 2018, lo que supone una caída del 16,5% (-31,3% a tipos de cambio corrientes).

Esta evolución del resultado atribuido en América del Sur está afectada por el impacto de la hiperinflación en Argentina (-266 millones de euros) y por el cambio de perímetro derivado de la venta de BBVA Chile.

En su comparecencia el presidente de BBVA alertó sobre las consecuencias que puede tener en el mercado el impuesto sobre las transacciones financieras, conocido como tasa Tobin, que el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó a finales de año y que gravará con un 0,2% las operaciones de compra de acciones españolas emitidas por empresas cuya capitalización sea superior a 1.000 millones de euros. Se calcula que se ingresará unos 850 millones de euros por esta nueva figura tributaria.

En ese sentido, Torres subrayó que la fiscalidad no debe provocar distorsiones, ya que, en caso contrario, puede llevar a una pérdida de eficiencia. Por lo que reclamó un enfoque internacional para estas medidas.

Lo mismo opina Torres sobre el impuesto de Sociedades, de forma que, en la medida en que se introduzcan cambios, el sector financiero podría sufrir "dificultades" tanto en lo que respecta a la toma de decisiones como en el propio crecimiento.