Los robots son el futuro. Pero también el presente. No todos tienen brazos, piernas y aspecto humanoide, pero sí hacen trabajos que antes hacían las personas. Una realidad cada día más perceptible y que ha abierto el debate sobre si este ejército de empleados no humanos debe contribuir, como cualquier trabajador, al pago de las pensiones. En Canarias hay ya unos 15.000 robots en las plantillas de las empresas, exactamente 14.614 según los cálculos del Foro Económico Mundial con datos de la Federación Internacional de Robótica. Son 160 por cada 10.000 empleos, aunque hay estudios que incrementan la ratio a 200 autómatas por cada 10.000 puestos de trabajo. Entran ahí desde robots propiamente dichos, como los brazos robóticos para soldar, sujetar o girar piezas industriales o los vehículos autónomos para cargar y mover mercancías en tareas de logística, hasta los artefactos con Inteligencia Artificial (IA) que emulan a los humanos y responden a un estímulo con pensamiento lógico y racional, como, por ejemplo, los agentes inteligentes que atienden a las personas en determinados establecimientos. Todo un equipo cuyo único objetivo es el trabajo y que ahorra a las empresas de las Islas cerca de 380 millones de euros cada año.
Cada empleado canario le cuesta a su empresa una media de 25.987,16 euros al año, suma que incluye el sueldo y las cotizaciones sociales. Así pues, la Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i), que se ha traducido en la creciente robotización de industrias y procesos „en muchos casos tediosos, repetitivos y nada estimulantes para la persona„, ha permitido un ahorro anual de 379,8 millones en los costes laborales de las empresas del Archipiélago. Esa es la cantidad que tendrían que pagar cada año si los 14.614 autómatas fueran personas. Es decir, si no existiera el robot que se dedica, por ejemplo, a mover las cajas de mercancías en una empresa de distribución. O si no se hubiera inventado el robot quirúrgico Da Vinci, una máquina que ya lleva a cabo cada año unas 300.000 operaciones en todo el mundo y que se instalará en los cuatro hospitales de referencia de la Comunidad Autónoma tras una inversión pública de casi nueve millones de euros.
La presencia de autómatas es así cada vez más numerosa, hasta el punto de que incluso la comisión del Pacto de Toledo ha dejado abierta la puerta para que los robots ayuden a pagar las pensiones en el futuro. "Si la revolución tecnológica implica un incremento de la productividad, pero no necesariamente un aumento del empleo, el reto pasa por encontrar mecanismos innovadores que complementen la financiación de la Seguridad Social", reza el borrador con las recomendaciones que la comisión parlamentaria había acordado.
El preacuerdo no prosperó por el adelanto electoral y la espantada de Podemos, pero la recomendación ahí quedó. Los problemas, eso sí, son muchos. ¿Quién y cómo contribuiría al sostenimiento del sistema? ¿Los fabricantes de robots vía impuestos? ¿Las empresas en el Impuesto de Sociedades? ¿Las empresas con una cuota a la Seguridad Social por cada autómata? Si esta última fuera la fórmula escogida, las cotizaciones de esos 15.000 robots canarios „un trabajador isleño cotiza en un año una media de 6.363,48 euros„ darían para pagar las pensiones anuales de 7.400 ciudadanos.
