Una enmienda defendida in voce por el Grupo Popular introdujo ayer en la Ley de Cámaras de Comercio -aprobada con la única oposición de Podemos- la posibilidad de que los empleados de dichas instituciones opten a la presidencia. Mañana retorna Luis Padrón a su puesto de secretario general de la entidad cameral de Gran Canaria, cargo que aparcó los últimos cuatro años para ponerse al frente de Casa África. El retoque dado a última hora a la norma le allana el camino a la presidencia. Su nombre es el único que suena por ahora.

El Pleno de la Cámara de Comercio de Gran Canaria modificó el martes su reglamento para adaptarlo a la normativa básica estatal. El objetivo es permitir el inicio del proceso electoral que tendría que haber concluido el 31 de marzo, según la prórroga concedida por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. La Consejería de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento del Gobierno de Canarias ya negocia con Madrid un nuevo aplazamiento.

El actual presidente de la institución cameral grancanaria, José Sánchez Tinoco, manifestó hace meses su intención de no presentarse. Sin embargo, ante la ausencia de alternativas, hasta anteayer se le insistía en que siguiera al frente. En ese mismo cónclave, que decidió concederle por unanimidad la Medalla de Oro de la institución, terminó por ceder y dejar la puerta abierta.

La falta de aspirantes a tomar el relevo se explica por los problemas de financiación que padecen estas instituciones. En la norma aprobada ayer ni siquiera se deja claro qué cantidad se consignará a su favor cada año en los presupuestos regionales. Han quedado muy atrás los tiempos en que las grandes cámaras canarias -Las Palmas, antes de la segregación de Lanzarote y Fuerteventura, y Santa Cruz de Tenerife- manejaban presupuestos anuales que superaban ampliamente los cien millones de euros.

Ser presidente supone ahora un arduo trabajo en busca de encomiendas de gestión que permitan a las cámaras la captación de los fondos necesarios para mantener su estructura. En este esquema de funcionamiento cobra pleno sentido la figura de un presidente ejecutivo, remunerado y al servicio de las directrices que emanen del pleno.

El nombre de Luis Padrón se puso de inmediato sobre la mesa. Ha pasado muchos años dentro de la casa y conoce al dedillo sus entresijos. Además, la experiencia acumulada en Casa África computa como valor añadido a juicio de sus valedores.

Convertir en viable esa posibilidad requería el cambio de última hora introducido en el apartado g del punto 3 del artículo 20 de la norma aprobada ayer en el Parlamento de Canarias. Ya un empleado de la Cámara, y el secretario general lo es, puede aspirar a la presidencia.

El resto está en la mano de la propia institución. Mediante la modificación de su reglamento de funcionamiento dará cabida a la designación de un presidente ejecutivo. Se pretende hilar fino porque existen dudas sobre si debe ser el actual pleno el que se encargue del cambio o debe dejarse en manos del que se constituirá, probablemente, el próximo verano.

Si esa iniciativa encalla, a Padrón aún le restarían otras vías. Podría ser uno de los diez camerales que designará la Confederación Canaria de Empresarios (CCE) y, una vez sentado en el pleno, obtener el apoyo de la mayoría de los otros 59 integrantes. Y si tampoco este camino lleva a buen puerto, siempre podría fundar una empresa, concurrir a los comicios y obtener de esta manera el asiento.