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Invertir en renta fija no exime de afrontar pérdidas cuando los tipos rozan el cero

Solo mantener los bonos hasta que expira su vigencia garantiza la rentabilidad

La renta fija está instalada en el imaginario de los inversores más conservadores como un refugio en el que guarecerse de la volatilidad de los mercados. Sin embargo, en un escenario de tipos bajos ese escenario solo está garantizado si se aguanta hasta el último día y no se vende.

Así lo explica el socio director de Pharum Capital José Ignacio González. Adquirir un bono a diez años emitido por una compañía a una rentabilidad del 5%, por ejemplo, es tanto como aceptar que cuando los tipos crezcan, el mismo producto corporativo tendrá que ofrecer un rédito mayor para ser competitivo.

Pongamos que la oferta es del 7%, dos puntos más. Si quien compró el primero quiere venderlo, tendrá que hacerlo a un precio más barato del que lo compró, porque ya existe otro producto más atractivo.

Pasaría lo mismo al contrario, se podría vender más caro en el caso de que los tipos bajaran, "pero eso no puede ocurrir en el momento actual", aclara González, porque ya están en mínimos históricos.

Para el presente, con la casi nula rentabilidad que ofrecen los depósitos, señala la necesidad de modular el riesgo y afrontar inversiones en un plazo por lo menos medio. "Para quien quiera moverse entre 12 y 18 meses, lo mejor es estar en cuenta corriente", afirma.

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