¿Qué persigue el grupo internacional para la investigación sobre el Transporte Aéreo y el Desarrollo Regional?

Con esta conferencia cerramos cuatro años de investigación sobre el vínculo entre transporte aéreo y desarrollo regional. A grandes rasgos, el problema de los territorios remotos es la conectividad, como ocurre con algunas islas de Canarias, mientras que en las áreas centrales se dan casos de congestión. Tratamos de dilucidar si el transporte aéreo favorece el desarrollo y parece que eso puede ocurrir en territorios alejados.

¿Y cómo fomentar el transporte aéreo en ellas?

Existen políticas que nos permiten favorecer ese vínculo del transporte aéreo hacia el desarrollo regional. En este marco entran en juego, por ejemplo, las subvenciones, qué las justifica, si responden a un problema de equidad o de eficiencia, qué hacer para que el mercado se distorsione lo menos posible y garantizar el mayor bienestar para los ciudadanos.

Hay correlación, ¿también causalidad?

El vínculo entre transporte aéreo y desarrollo existe, pero eso no implica causalidad en todos los casos. Parece que para las regiones remotas sí, lo que es un buen argumento para preocuparnos en Canarias por adoptar las políticas más apropiadas para que este transporte aéreo bastante desarrollado fomente el desarrollo regional. Por eso es muy importante repensar lo que estamos haciendo.

¿En qué sentido?

A todos los niveles, la declaración de obligación de servicio público que existe en las rutas interinsulares, cómo se están implementando las subvenciones..., y hacerlo entendiendo que nada es gratis. Me gusta insistir en esa idea, porque dar dinero a esto implica que estamos dando menos a otras cosas que lo mismo resulta que son más importantes.

¿Hay otras más importantes?

Los economistas manejamos el concepto de coste de oportunidad. ¿Hemos de tener viajes subvencionados porque vamos de vacaciones a la Península o nos gustaría tener una sanidad que funcionara perfectamente y sin soportar listas de espera? Ese sería el coste de oportunidad para determinar hacia dónde van los recursos públicos.

¿Se autorregularía el mercado sin subvenciones hasta llegar a precios asumibles?

Ese no es el debate. Las normas reconocen que vivimos en un territorio alejado, las subvenciones no están en discusión. Sí podemos debatir sobre el modo en que se aplican y qué beneficios o perjuicios nos reporta el modelo actual de aplicarlas a todos para lo que sea, sin atender al motivo del desplazamiento ni a los diferentes niveles de renta de los viajeros. No necesariamente nos beneficia una subvención del 75%, porque igual estamos expulsando del mercado a los no residentes potenciales generadores de riqueza aquí, ya sea como turistas o de algún otro modo. Hay además otras implicaciones que tienen que ver con la equidad.

¿En qué sentido?

Vivimos en territorios alejados, pero hay españoles en regiones de la Península cuyo nivel de conectividad puede ser igual o peor. En las islas capitalinas no es mala, Gran Canaria tiene más de 150 conexiones directas, una conectividad alta. Me pregunto cuántos puntos de la Península tienen ese mismo nivel. Evidentemente tienen otros modos de transporte, pero que no dejan de ser la carretera o el ferrocarril, que no siempre funcionan, son opciones factibles o presentan los mismos niveles de eficiencia. Lo que quiero plantear es que siendo una región remota, igual podemos encontrar situaciones similares en otros puntos de la Península y eso puede plantear problemas de equidad. Siempre entendiendo que tenemos un derecho reconocido en la norma y evidentemente no tenemos que renunciar a ello, sino reflexionar sobre el mejor modo para que la subvención al residente se aplique y nos beneficie.

¿Por ejemplo?

Me pide ejemplos y como tales deben tomarse: subvencionar el traslado de los jóvenes para que puedan estudiar en la Península o Europa, los viajes por razones médicas, de trabajo..., pero bien justificado. Hay que repensarlo para que el impacto sobre el bienestar sea el mayor posible y para que las implicaciones de equidad sean las deseadas en términos de distribución de renta.

¿Es positivo elevar al 75% el descuento para los residentes?

Lo que se sabe es que sube el precio que percibe el oferente (las compañías) y baja el que paga el demandante. Hasta qué punto es óptimo y si nos hemos pasado o no lo estamos estudiando conforme a un modelo teórico. El dato clave es el porcentaje de residentes y no residentes que viajan en la ruta. Es el que revela si estamos expulsando o no del mercado a los no residentes.