Red Eléctrica de España (REE) mantiene entre sus proyectos futuros la interconexión submarina de los sistemas eléctricos de Gran Canaria y Fuerteventura. El operador realiza en este momento los estudios del fondo marino para tirar 150 kilómetros de cable entre ambas islas con una línea de doble circuito.
También está en proyección el eje Lanzarote-Fuerteventura, compuesto por la línea de doble circuito de 132 kilovatios entre Playa Blanca y Tías y por las nuevas subestaciones de ambos municipios, actualmente en construcción. Se trata de instalaciones esenciales para garantizar el suministro eléctrico en la zona sur de Lanzarote, así como para reforzar la conexión con Fuerteventura, lo que permitirá la implantación e integración de las energías renovables en la isla.
En enero de 2018, el proyecto obtuvo la declaración de impacto ambiental y actualmente está pendiente de recibir la correspondiente autorización administrativa. Con la interconexión de las tres islas orientales se garantizará la robustez del sistema eléctrico, expuso Ainara Irigoyen, delegada en Canarias de la compañía.
También en el ámbito de las interconexiones, REE desarrolla el enlace Tenerife-La Gomera, una línea de doble circuito de 66 kilovatios y con una longitud aproximada de 38 kilómetros que llegará a una profundad máxima de 1.250 metros bajo el nivel del mar. Según Eva Pagán, directora general de Transporte de REE, las interconexiones submarinas son más complicadas en Canarias que en el Meditarráneo por las grandes profundidades.
La interconexión es bidireccional, la energía circulará en ambos sentidos y mejorará la eficiencia y fiabilidad en el suministro para ambas islas. Además, favorecerá la penetración de más potencia renovable. En este momento se están finalizando el proyecto de ejecución y el estudio de impacto ambiental tras la resolución de las consultas previas, que se presentarán a trámite una vez se obtenga la declaración de singularidad.
Por otra parte, el Grupo Red Eléctrica invertirá un total de 3.221 millones de euros para hacer posible la transición energética en todo el territorio español mediante el desarrollo de la red de transporte de alta tensión y la operación del sistema eléctrico. Esta cifra supone la mitad de los 6.000 millones de euros que la compañía prevé invertir en los próximos años dentro de su nuevo Plan Estratégico 2018-2022. Este centra en gran medida sus esfuerzos en la integración de potencia renovable en el mix.
De los más de 3.000 millones de euros destinados a la transición energética, 1.538 millones se centrarán en la incorporación de energías limpias (el 47%), 908 millones reforzarán la fiabilidad de las redes de transporte actuales y la seguridad del suministro, 434 millones se destinarán a ampliar las herramientas tecnológicas y digitales para la operación; 215 millones, para impulsar los proyectos de almacenamiento, y 54 millones a sistemas de control de la energía.
