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Trump amenaza con aranceles las ventas de vino y productos canarios a los EE UU

La venganza que planea el presidente norteamericano por las ayudas de Europa a Airbus frenaría la floreciente actividad exportadora, que está en máximos de 11 años

Un operario de Binter Technic, empresa que elabora piezas para aviones. LP/DLP

Como el aleteo de la mariposa que acaba desatando un temporal al otro lado del mundo, la venganza de Donald Trump por las ayudas de Europa a la empresa Airbus, competidora de la estadounidense Boeing, frenaría en seco las florecientes relaciones comerciales entre Canarias y EE UU. Si el presidente norteamericano consuma la amenaza de poner aranceles a las importaciones de centenares de mercancías europeas, prácticamente ninguna de las regiones del continente que envían productos a EE UU conseguiría huir de la quema. Y las Islas no serían una excepción. Menos aún en estos momentos, cuando las exportaciones de bienes made in Canarias a la primera potencia económica de Occidente se han recuperado hasta el punto de llegar al mayor volumen de negocio de los últimos once años. Los productos más amenazados son los industriales, los agroalimentarios y el vino. Ya solo el vino y los productos del campo que el Archipiélago vende a EE UU suponen más de 6,5 millones de euros. Pero la lista de mercancías amenazadas por Trump incluye alrededor de 300 referencias, de modo que el riesgo alcanza más allá del sector primario. El negocio global en Canarias supera los 35 millones, y más de 300 empresas venden en mayor o menor medida a Estados Unidos, 44 de forma continuada.

Fue a primera hora del martes cuando Donald Trump publicó en su cuenta de la red social Twitter el mensaje que puso en alerta a las autoridades europeas. "La Organización Mundial del Comercio ha establecido que los subsidios de la Unión Europea a Airbus afectaron negativamente a Estados Unidos, ¡que ahora impondrá aranceles en productos europeos por valor de 11.000 millones!", escribió el controvertido magnate y presidente estadounidense. Trump confirmaba así lo que un día antes, el lunes, había anunciado la Oficina del Representante de Comercio de EE UU. El caso es que la Administración norteamericana trató durante años de convencer a Bruselas (y más concretamente a España, Francia, Alemania y Reino Unido) para que dejase de subsidiar a Airbus, el gigante dedicado a la fabricación de aviones civiles con factorías en esos cuatro países. ¿Por qué? Pues porque Airbus es la competidora de la norteamericana Boeing, de modo que a ojos de las autoridades de EE UU ha venido produciéndose una especie de competencia desleal que contraviene las normas del libre comercio. Y la OMC les dio la razón.

La Organización Mundial del Comercio dictaminó que, efectivamente, la Unión Europea había mantenido las ayudas a Airbus a pesar de que se le había prohibido. La decisión del organismo internacional se conoció en mayo del año pasado, pero no será hasta el próximo agosto cuando la OMC arbitre el conflicto entre las administraciones europea y norteamericana so-bre la cuantía del daño causado a Boeing y la economía estado-unidense. Sin embargo, Trump no ha esperado y ha hecho sus propios cálculos: 11.000 millones de dólares (en euros, 9.800 millones).

Esa es la suma con que el Gobierno de EE UU pretende gravar las importaciones de productos europeos en represalia a las ayudas ilegales a la industria aeronáutica. La lista negra de Trump incluye unas 300 mercancías, un catálogo tan numeroso que si el magnate cumple su amenaza y fija aranceles, no habrá región europea que tenga relaciones comerciales con EE UU que no se vea afectada en mayor o menor grado.

Entre los productos señalados está, por ejemplo, el vino, y hay 13 empresas de las Islas que exportan caldos canarios a Estados Unidos. Empresas que facturan por las ventas al país norteamericano una media de prácticamente 60.000 euros anuales. Y otras 24 firmas envían productos agroalimentarios.

Las exportaciones de esas 24 entidades supusieron en 2018 un negocio de prácticamente 5,8 millones de euros, y los productos del campo son otro de los objetivos de la venganza de la Administración Trump. Con todo, la mayor amenaza se cierne sobre las ventas de productos industriales y tecnológicos, que representan casi 23,3 millones de los 35,1 millones de euros que la economía regional facturó el año pasado por las ventas a EE UU. No en vano, tanto las aeronaves que fabrica Airbus como los componentes para la industria de la aviación civil figuran en lo más alto de la lista negra de Trump, y en el Archipiélago hay, por ejemplo, siete empresas que venden equipamiento para navegación aérea. Son fundamentalmente pequeñas piezas, pero les reportan a esas siete firmas un pellizco anual que, de media, roza los 32.000 euros.

De las 323 firmas isleñas que exportaron el año pasado a EE UU, hasta 216 enviaron componentes industriales y tecnológicos por esos 23,3 millones. Entran ahí turbinas de gas, motores hidráulicos, grupos electrógenos y transformadores eléctricos.

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