En el día de su marcha le recordamos y le rendimos homenaje. En el futuro, cuando hablemos de la segunda mitad del siglo XX, del desarrollo de la economía canaria y de las organizaciones empresariales o de la defensa de nuestro acervo histórico y de los puertos francos, la figura de don Antonio Rodríguez Suárez emergerá de manera natural y sin esfuerzo a los textos de los futuros historiadores y cronistas de nuestro tiempo. He conocido pocas personas con mayor convicción y claridad de ideas en la defensa de su tierra y de su modelo económico. Trabajó hasta el final en su promoción y, ora desde Londres, ora desde Gran Canaria conoció como nadie el mundo del comercio, la importación y exportación de productos y mercancías, teniendo siempre como pilar fundamental el Puerto de La Luz y de Las Palmas, en el que contribuyó, de forma significativa, a su crecimiento y desarrollo.

Esta ha sido la razón, entre otras, por la que la Fundación Puertos de Las Palmas decidió hace escasas semanas otorgarle el premio a su trayectoria personal en el ámbito de nuestros puertos. Hablé con él hace unos días y después de darme, como siempre, saludos para mi padre, me confesó que la distinción le había hecho especial ilusión, sentimiento ampliamente expresado en la recién publicada entrevista en LA PROVINCIA el pasado domingo, que ha sido, tristemente, su última comparecencia pública.

El próximo día 9 de mayo, dios mediante, entregaremos, en el Acuario Poema del Mar, los Premios de la Fundación. Allí veremos entrar, que nadie lo dude, la figura esbelta y fornida de don Antonio. Su imagen impecable: británico terno, chaleco abotonado siempre haciendo juego con su chaqueta de tweed, zapatos Oxford y, por supuesto, tocado con su elegante sombrero que, en otro tiempo, bien pudo ser modelo bombín para recordar la influencia que Inglaterra ejerciera sobre él y su familia. Ese día le daremos las gracias por su ejemplo, su amor a esta tierra y a su puerto, del que un día partió para convertirse en ciudadano europeo y al que un día volvió para convertirse en un canario generoso del que hoy nos sentimos, especialmente la familia de su Cecapyme, legítimamente orgullosos. Buen viaje, don Antonio, y larga vida a nuestro y especialmente suyo, Puerto de La Luz y Las Palmas.

Juan José Cardona. Pte. de la Autoridad Portuaria de Las Palmas