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Más de un millón de euros para estar "al día"

Ignacio Hernández pasó de recoger 500.000 kilos de tomates mensuales a 120.000 por la plaga l El productor apuesta por nuevos cultivos para diversificar sus riesgos

"Como no se tomen medidas drásticas y la gente se quede dormida en los laureles, como están ahora, pueden desaparecer ciento y pico años de historia de Canarias". Así de contundente se muestra Ignacio Hernández, un "tomatero por excelencia" del sur de Tenerife que ha diversificado sus cultivos ante la voracidad de la Tuta absoluta. Hernández es uno de los productores más afectados por el repunte de la plaga y pasó de recolectar 500.000 kilos mensuales a 120.000. "Eso es la ruina", apunta.

En Granadilla de Abona tiene el 80% de su explotación. Hernández produce tomates todo el año, una circunstancia que lo hizo más vulnerable a la polilla del tomate. "Cuanto más intensivo eres, antes te llega", indica.

Quienes solo producen durante una época determinada pueden desechar las matas y dejar pasar un periodo hasta mermar las poblaciones de Tuta absoluta. El secretario general de Asaga Canarias, Javier Gutiérrez, indica que los tomateros de exportación pueden "romper" el ciclo de la polilla cuando dejen de cultivar, pero quienes se dedican al mercado local lo tienen más complicado porque necesitan producir todo el año. No en vano, Hernández tuvo que deja de suministrar a dos grandes superficies de distribución como son Lidl y Mercadona. "En tiempo récord", incide, se puso de nuevo al día para volver a recuperar el tono y proveer de nuevo a sus clientes habituales. Eso sí, Hernández realizó una inversión de aproximadamente un millón y medio de euros, buena parte "sin la protección de las ayudas", para tratar de recomponer su negocio tras el ataque de la Tuta absoluta.

Ignacio Hernández, además de tomates, también cultiva ahora calabazas, pimientos, pepinos y berenjenas. Ya no quiere jugárselo todo a una sola carta. El agricultor canario no entiende por qué en Canarias están restringidos el uso de determinados productos fitosanitarios y pasa desapercibido el descontrol de otras zonas. "No se sabe con qué se tratan los tomates de Marruecos y se los pueden comer los canarios mientras que nosotros tenemos que cumplir una serie de normas", sentencia.

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