El registro de la jornada laboral entró en vigor ayer y desde entonces todas las empresas están obligadas a anotar diariamente las horas de trabajo de sus empleados para controlar posibles excesos de jornada y, en su caso, éstas sean compensadas. Este registro debe incluir el horario concreto de inicio y finalización de la jornada de cada empleado por el mecanismo que cada empresa acuerde con los representantes de los trabajadores o en su defecto, el que decida el empresario, y que puede ser desde manual hasta biométrico.

El Ministerio de Trabajo ha aclarado que el modelo de registro deberá ofrecer fiabilidad y acreditar que no es manipulable y que en él tendrán que constar, cuando estén reguladas en la empresa, las pausas y descansos de los trabajadores para que no computen como tiempo efectivo de trabajo en el registro horario.

Estos registros deberán conservarse durante cuatro años y estar disponibles para el trabajador, sus representantes sindicales y la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. No tenerlos será motivo de sanción grave con multa de entre 626 y 6.250 euros.

La Inspección de Trabajo comenzará a exigir los registros desde hoy, aunque dará a las empresas un margen (no más de un mes) si ve buena voluntad y que está negociando con los representantes de los trabajadores.

En Canarias, el presidente de los empresarios Extrahoteleros, Tom Smulders, explicó ayer que el control de las horas extra será "complejo" en muchas ocasiones, ya que en este sector un gran número de empresas son familiares y la confianza es mutua entre los trabajadores. El también vicepresidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) expresó que la medida ha cogido al sector por sorpresa. "En nuestro sector hay un rígido respeto por el convenio suscrito". Por ello, mostró su descontento "cuando nos meten a todos en el mismo saco de querer vulnerar el derecho de los trabajadores". "Si hay casos de vulneración de derechos, que me lo digan, porque no lo apoyaré".

En el sector turístico son numerosas las empresas que controlan la jornada laboral de sus empleados desde hace tiempo. Un ejemplo es el hotel Santa Mónica, en San Bartolomé de Tirajana, ya que el establecimiento lleva a cabo el control por huella digital desde hace casi dos años. "Para nosotros ha sido una jornada laboral más, sin apenas cambios", explicaron fuentes del establecimiento hotelero.