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Enganchar la placa a la red ahorra euros

Verter el excedente generado en las fotovoltaicas domésticas genera descuentos

Placas fotovoltaicas en la cubierta de un edificio de viviendas de la capital grancanaria. TONY HERNÁNDEZ.

Red Eléctrica de España (REE) ha comenzado a publicar esta semana el precio al que se retribuirá a los autoconsumidores que viertan al sistema el excedente generado por sus placas fotovoltaicas. Estos han de acogerse al mecanismo de compensación simplificada consagrado en el real decreto (244 / 2019) aprobado por el Consejo de Ministros el mes pasado. La nueva norma simplifica el proceso y da entrada a una especie de balance neto que los expertos vienen a llamar "balance económico".

Trámite. La primera diferencia se establece según la potencia. Hasta 15 kilovatios, el consumidor está exento de solicitar acceso y conexión a la distribuidora. "Una vivienda siempre va a estar por debajo de esos valores", señala Jesús Matilla, ingeniero industrial de la empresa Geosfera. Él mismo añade que si ese parámetro se mantiene por debajo de los 10 kilovatios, basta con una memoria técnica, labor que puede realizar cualquier profesional electricista autorizado, que también se encarga de confirmar ante la Consejería de Industria que ha culminado esa labor.

Coste. Esa primera obligación técnica-administrativa supone un desembolso que ronda los 200 euros, aunque no se trata de un precio regulado, por lo que cada profesional marca su propia tarifa. Luego viene la instalación. Partiendo del supuesto de que no existe en la vivienda ningún elemento, es necesario hacerse con las placas y un inversor que transforme la energía solar en eléctrica. El tercer ingrediente es un contador bidireccional, "pero se supone que ya existe, porque las comercializadoras los han cambiado recientemente", apunta Matilla en referencia a los contadores inteligentes. Él mismo añade que el coste viene a rondar entre 1,5 y dos euros por vatio instalado, lo que vendría a llevar la factura hasta el entorno de los 3.000 euros. Un valor que desliza con todas las reservas porque la casuística es enorme: "Depende de si la cubierta es plana o inclinada, de la dificultad para desplegar los cables, si hay que perforar...", enumera.

Ahorro. La gran pregunta es el ahorro que genera esta práctica de inyectar en la red el excedente de energía generado en el tejado con la captación de la luz solar. Todos los consultados coinciden en señalar la imposibilidad de determinar una cantidad. Depende del uso que se haga de la energía limpia generada, si el consumo es elevado en las horas del mediodía o, por el contrario, ese es el momento en el que no hay nadie en casa. También de los elementos que existan en la vivienda. Por ejemplo, en el caso de existir una piscina, podría programarse la depuradora para el momento en el que más sol hay. En cualquier caso, se calcula un periodo de amortización de la inversión de unos diez años, lo que coloca el mejor resultado en el siguiente decenio y medio que restará entonces a las placas. En lo que sí coinciden es en la inconveniencia de adquirirlas baratas y que fallen en diez o doce años, lo que daría al traste con el ahorro.

Estudio. El presidente de la Asociación Canaria de Energías Renovables (ACER), Enrique Rodríguez de Azero, señala la importancia de no precipitarse. "Recomendamos una instalación ajustada", explica. Es decir, realizar un análisis de las necesidades y operar en función del resultado. A ello añade la conveniencia de actuar por fases "e ir incrementando" la potencia en función de cómo vaya funcionando. Una actuación esta última que no supondría una inversión de calado.

Balance. Con todo en orden, tan solo es cuestión de ponerse en contacto con la comercializadora para firmar un nuevo contrato en el que el consumidor figure como acogido al mecanismo de compensación. En la práctica eso significa que se le descontarán del consumo eléctrico realizado los kilovatios hora generados por su placa fotovoltaica. El trasiego de energía en una u otra dirección queda registrado en el contador.

Devolución. Pongamos el caso de que una familia se marcha de vacaciones un mes. La placa sigue captando la energía solar y enviándola a la red mientras que el consumo es nulo. Aparte de los costes fijos de la factura -potencia contratada, peajes e impuestos- en el consumo energético hay un saldo favorable al consumidor que, sin embargo, se lleva a cero y no se le descuenta de futuras facturas.

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