Las señales de ralentización que emite la economía europea parecen no resentir a la española. El PIB del primer trimestre creció un 0,7%, impulsado por la inversión extranjera, la recuperación de la industria -pese al estancamiento de la automoción- y el tirón del sector de la construcción, que lleva varios trimestres a un ritmo de crecimiento que ha llevado a algunos agentes económicos a preguntarse si España sufre el riesgo de padecer una nueva burbuja inmobiliaria como la que, junto a otros factores, desembocaron en la recesión que tanto esfuerzo supuso dejar atrás hace unos años.
La economía española no parece, de momento, sufrir los mismos síntomas de ralentización que ya se aprecian en el resto de Europa
La Contabilidad Nacional Trimestral elaborada por el INE registró un crecimiento del 1,8% en el sector de la construcción en el primer trimestre del presente año, con una consiguiente subida interanual del 11,3% en el empleo vinculado. El dato supone una continuación de las regulares tasas exhibidas por el sector desde 2017, que se sitúan por encima de la industria, el comercio y el turismo, tres importantes vértices de la recuperación económica.
El crecimiento desbocado del negocio inmobiliario a principios de este siglo y la burbuja de precios y créditos que trajo asociado constituyó uno de los principales factores endógenos que se sumaron a otras causas externas, como la crisis bancaria internacional, y que coadyuvaron en la génesis de la recesión que comenzó hace una década. Pero la situación actual dista de ser la de entonces, dice María Jesús Fernández, economista senior de Funcas.
"La construcción está creciendo de forma expansiva, pero su peso actual en el PIB es la mitad que en aquella época. No creo que haya indicios de una nueva burbuja de crédito, porque el volumen de los préstamos que se destinan a la financiación de esta actividad como a la compra de viviendas está descendiendo", subraya esta experta, que cree que el auge del sector se fundamenta en una "demanda real" y "no especulativa".
"La actividad de la construcción cayó durante muchos años, pero la necesidad de vivienda seguía ahí. El desempleo impidió que se compraran casas, pero ahora que ha vuelto a crecer la ocupación laboral esa demanda de vivienda ya tiene salida", añade la economista de Funcas. La actual alza de precios, acusado sobre todo en ciudades como Madrid y Barcelona pero también Palma de Mallorca, Málaga o Valencia, se explica, en su opinión, por el desajuste entre los períodos de tiempo en los que se ubica la oferta y la demanda. "Desde que se detecta el aumento de la demanda hasta que se entrega una vivienda pasan años, un desfase en el que se produce la subida de los precios", resalta.
Ciudades como Madrid y Barcelona están registrando una subida general en los precios de la vivienda. Shutterstock
No obstante, las advertencias de distintos organismos atraviesan el panorama del análisis. Hace unos días, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, en su reciente informe a la Actualización del Plan de Estabilidad enviado por el Gobierno a la Comisión Europea, ha considerado que la vivienda va a mantener una influencia capital en el crecimiento económico de España al menos durante los tres próximos años, lo que repercutirá también en el deterioro de la capacidad de ahorro de los hogares.
"No hay indicios de una nueva burbuja, el volumen de los préstamos para financiar la construcción y la compra de viviendas está cayendo", dice María Jesús Fernández, economista senior de Funcas
Por su parte, el Banco de España ha descartado también el riesgo de una burbuja inmobiliaria, pero pide mantener la vigilancia, ya que "aunque no se observa una relajación en las condiciones de concesión" de los préstamos nuevos, "su ritmo de crecimiento es elevado". "En cualquier caso", añade el regulador en su último 'Informe de Estabilidad Financiera', "los préstamos nuevos no compensan aún las amortizaciones de los ya existentes, lo que supone que el crédito a los hogares para adquisición de vivienda se siga reduciendo a nivel agregado".
"Las entidades financieras son ahora más prudentes. Se han tomado medidas relativas a la exigencia de capital y el saneamiento de los activos inmobiliarios para evitar riesgos como los que se tomaron en los años anteriores a la crisis. Eso limita la capacidad de los bancos para financiar una burbuja de crédito", concluye la economista senior de Funcas.
