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La histórica subida de los alquileres no deja irse de casa a los jóvenes canarios

Los arrendamientos se encarecen otro 7% en el último año y los precios vuelven al máximo l Ocho de cada diez isleños de entre 16 y 29 años siguen en el hogar familiar

La histórica subida de los alquileres no deja irse de casa a los jóvenes canarios

Irse de casa de los padres es casi misión imposible para los jóvenes canarios. No solo para los ninis, es decir, para los que ni estudian ni trabajan, sino incluso para quienes cuentan con un sueldo a fin de mes. Dos circunstancias se han confabulado para confinar a los jóvenes isleños en el domicilio familiar. Por un lado, los históricos bajos salarios que se pagan en la región, aún más bajos en el caso de los recién incorporados al mercado laboral; por otro, la no menos histórica subida de los alquileres, que lejos de suavizarse ha vuelto a repuntar en los últimos meses hasta igualar el máximo alcanzado hace 13 años. Si además se tiene en cuenta que la construcción de vivienda pública ha sido prácticamente inexistente durante casi un decenio, el resultado de la ecuación explica por qué la tasa de emancipación de la juventud canaria, tradicionalmente más alta que la media nacional, se ha equiparado a la del conjunto del país. No es, por tanto, una cuestión de falta de demanda, sino de incapacidad económica.

Isidro Martín, delegado en Canarias de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI), ve el acceso a la vivienda de los jóvenes canarios "muy muy complicado", y ello para no emplear un término menos elegante. No en vano, conseguir un piso en alquiler para larga estancia a un precio moderado resulta difícil en casi cualquier punto del Archipiélago, pero es directamente imposible en, por ejemplo, localidades como Guanarteme, en Las Palmas de Gran Canaria, la mayoría de las de Lanzarote o las del sur de Tenerife. El boom de la vivienda vacacional ha llevado a muchos propietarios a ofertar sus casas o pisos únicamente a turistas, ya que obtienen más beneficios que con el arrendamiento a residentes, lo que complica sobremanera la tarea de encontrar dónde vivir a ese médico destinado a un hospital de Lanzarote o a ese comercial que ha de encargarse de la apertura de un nuevo local en Arona o Adeje. Y si es complicado para estos profesionales bien remunerados, infinitamente más lo es para el joven que da sus primeros pasos en el mundo laboral.

Son varios los análisis del mercado inmobiliario que calculan en alrededor de un 7% la subida del alquiler medio en el último año en la Comunidad Autónoma. Exactamente un 6,8% según los analistas de Idealista, la compañía que gestiona el portal homónimo y que opera en Italia y la Península Ibérica. Un nuevo incremento que deja el precio medio en 9,9 euros por metro cuadrado, uno de los más altos del país (solo es mayor en Cataluña, Madrid, Baleares y el País Vasco). Los alquileres vuelven así en el Archipiélago al máximo alcanzado en julio de 2006, cuando la crisis económica que comenzó con aquel primer capítulo de las hipotecas subprime o basura en los Estados Unidos ni siquiera estaba cerca (no estallaría hasta octubre de 2007).

Así pues, alquilar un pequeño piso de sesenta metros cuadrados cuesta en Canarias una media de prácticamente 600 euros al mes. Un recibo caro para el común de los trabajadores de la región pero directamente inasumible para la mayoría de los jóvenes. Por supuesto para los menores de 25 años que están en el paro (un 45% de los que quieren trabajar en esa franja de edad, es decir, casi uno de cada dos), pero también para los que tienen un empleo. Los trabajadores menores de 25 cobran en las Islas un salario medio de 953 euros mensuales, una remuneración que tras alquilar ese piso de 60 metros cuadrados apenas les dejaría 353 para el resto de gastos. Un imposible.

Y tampoco lo tienen fácil los empleados canarios de entre 25 y 34 años. Su sueldo medio es de unos 1.250 euros (el segundo más bajo del país), con lo que ese hipotético recibo mensual de 600 euros se comería cerca de la mitad del salario. Los expertos recomiendan que el alquiler no se lleve más del 30% del sueldo, con lo que ese joven isleño estaría pagando cada mes unos 225 euros más de lo que debería para no poner en peligro su salud financiera. Esto es lo que está detrás de que la tasa de emancipación (porcentaje de jóvenes que viven fuera del hogar familiar) se haya reducido en el Archipiélago al 19,9%, según los últimos datos del Consejo de la Juventud de España, con lo que ocho de cada diez canarios de entre 16 y 29 años siguen viviendo en casa de los padres. En 2014 el porcentaje era unos cuatro puntos superior y se situaba por encima de la media estatal, que ahora es la misma que la regional. Sin un mercado del alquiler accesible, y con la alternativa de la compra más vedada si cabe (también por los bajos sueldos y la inestabilidad en el empleo), la tasa de emancipación se reduce así a mínimos en la Comunidad Autónoma.

Una de las soluciones que se han puesto sobre la mesa en los últimos meses para abaratar el mercado del alquiler es la del control más o menos directo de los precios. Portugal, sin ir más lejos, anunció la semana pasada que el 1 de julio entrará en vigor una nueva normativa para limitar el precio. La renta mensual por el alquiler de un estudio, por ejemplo, no podrá superar los 600 euros. Una medida claramente intervencionista en la que subyace, no obstante, una realidad que hace imposible arrendar un piso, especialmente en Lisboa. Alquilar una casa con dos habitaciones en la capital lusa sale al mes por unos 1.150 euros, una quimera para una familia media portuguesa.

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