Las vicisitudes de la cuota del atún rojo de Canarias no parecen tener fin. El Ejecutivo regional y el sector pesquero reclamaron durante años una asignación mayor y en la campaña en la que consiguen un aumento del 71% la flota deja sin pescar un 30% de sus toneladas. Tras el pinchazo de la pesquería en aguas canarias, Galicia y Andalucía ya han solicitado formalmente el cupo sobrante de las Islas. Madrid, de momento, no se ha pronunciado.

El Archipiélago quiere evitar que las Islas pierdan las 131 toneladas que no se capturó, casi un tercio del total, y ha propuesto dos opciones. De un lado, un intercambio de la cuota sobrante con otras flotas del país o estados miembros de la UE con la condición de que Canarias la recupere en 2020 y, de otro, la reapertura de la pesquería del atún rojo en Canarias a partir de agosto.

"Hemos hecho el ridículo más espantoso", afirman desde el sector pesquero. Una parte del mismo siempre se opuso al sistema de reparto que estableció Madrid en base a la propuesta acordada por el Ejecutivo regional y la mayoría de los representantes de los pescadores. Esta campaña arrancó la modalidad de pesca por cupos, en la que cada embarcación cuenta con una asignación previa en función del censo al que pertenece y a su tamaño, estableciendo así las cantidades límites por eslora.

Esta modalidad de pesca, que se utiliza en el resto de caladeros del país desde hace años, se puso en marcha con retraso en Canarias por la falta de unidad del sector. Con la pesquería por cupos, se puso punto y final a la pesca olímpica, modalidad en la que cada embarcación sale a faenar sin una asignación previa. Este modo de proceder ocasionaba que la cuota asignada al Archipiélago, ínfima, se consumiera, incluso, en uno o dos días y que el precio de los atunes se desplomara.

El nuevo reparto logró frenar esa caída del valor al ralentizar las capturas, pero provocó, según la parte crítica del sector, que 131 toneladas de las 438,5 asignadas al Archipiélago se dejaran sin pescar. Esta parte reclamaba que se tuviera en cuenta también el número de empleados, la dependencia a la pesquería del atún rojo y las capturas históricas de cada embarcación.

Galicia y Andalucía quieren sacar tajada del embrollo canario y tanto la flota de palangre como las almadrabas de Tarifa han solicitado formalmente llevarse una parte del cupo sobrante de Canarias. Ambas flotas reclaman para sí mismas una mayor asignación y han sido las primeras en asomarse por la rendija tras ver abierta esa puerta abierta. El Archipiélago, por contra, no quiere perder parte de su cupo y la mayoría del sector señala a condicionantes naturales y a la tardía apertura de la zafra como principales responsables del pinchazo.

La Federación de Cofradías de Pescadores de Canarias expone que el inicio de la campaña a mediados de marzo provocó que los pescadores se encontraran menos piezas cuando salieron a faenar y, además, que los atunes se desplazaran alejados de las costas canarias. Las embarcaciones de menor porte no tienen capacidad para desplazarse muy lejos del litoral, por lo que muchas se han quedado sin realizar todas las capturas que tenían autorizadas.

La Federación Provincial de Cofradías de Pescadores de Las Palmas tilda, por su parte, de "populismo" que Galicia y Andalucía reclamen la cuota sobrante de Canarias. Desde esta organización apuestan por reservar esas 131 toneladas para el año que viene, más aún si se tiene en cuenta, indican, el "maltrato" que ha sufrido el Archipiélago en el reparto del atún rojo en los últimos años.

La Iccat estableció en 2007 un programa de asignación de cuota por países para poner freno a las capturas ante la esquilmación de la especie. España repartió su cupo a los caladeros españoles, pero Canarias no hizo en aquel momento una buena defensa de sus intereses y se quedó con un raquítico 1% del cupo nacional. Ahora, con 438,5 toneladas, un 71% más que en 2018, lucha por no perder na parte de su cupo.