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Canarias soporta una población flotante de casi 300.000 habitantes por el turismo

Las bases de la estrategia turística para el Archipiélago proponen un pacto del sector para la descarbonización, la eficiencia energética y el cambio climático

Turistas en la playa del Inglés, en el sur de Gran Canaria. SANTI BLANCO.

Canarias soporta una población flotante diaria de casi 300.000 ciudadanos por la presión que ejerce el turismo. Si se suman los 292.549 visitantes que pernoctan de media en las Islas a la población del Archipiélago, el número de habitantes de la región pasaría de 2,2 millones a 2,5 millones. O lo que es lo mismo, un 12% de los residentes de la comunidad son turistas. Mantener y mejorar la competitividad del sector turístico al tiempo que se fijan unos criterios de sostenibilidad para conservar el medio ambiente y el paisaje, sin perder de vista la lucha global contra el cambio climático, es uno de los pilares sobre los que pivota el documento base para la elaboración del Plan de Canarias para el Turismo 2025.

El Ejecutivo regional en funciones publicó ayer el trabajo que sirve de guía para el diseño de la estrategia que definirá el modelo turístico de las Islas durante las próximas dos décadas. Además del abordaje del reto del cambio climático y los límites ambientales, el documento fija como desafíos la formación, la incorporación de las nuevas tecnologías y la irrupción de los turistas digitales o la renovación de las plazas turísticas.

Que el turismo es el principal motor económico del Archipiélago -aporta el 35,2% del PIB, genera el 40,3% del empleo y propició en 2017 la recaudación de 2.349 millones de euros- no es novedad. El pasado ejercicio pasaron por las Islas 15,56 millones de turistas, un 2,6% menos que un año antes. Sin embargo, si se compara el número de llegadas con las registradas a principios de esta década, se aprecia un amento del 49,15%. El cierre de destinos competidores en la cuenca mediterránea por cuestiones de inseguridad, unido a la mejora de la competitividad, disparó la recepción de turistas.

Ante la necesidad de gestionar esa carga diaria para evitar daños en el entorno -el 40,4% de los 7.446,96 kilómetros cuadrados del territorio está protegido-, el estudio apunta a la necesidad de consolidar la estrategia turística canaria de contención del crecimiento. Y no mediante la redefinición de los límites del espacio desde una vertiente urbanística, sino desde un punto de vista medioambiental. Es decir, gestionar la capacidad de carga del Archipiélago a través de factores ambientales y cualitativos para convertir la sostenibilidad en un "atributo competitivo". ¿Cómo? Mediante el ajuste de los objetivos de Canarias a la consecución progresiva de la descarbonización, la eliminación del plástico, la movilidad sostenible, la economía circular o el impulso de las energías renovables.

En el documento se recoge que el aumento del volumen de turistas, junto con la falta de coordinación y acción en materia de vertidos de aguas residuales o residuos sólidos propician un escenario favorable para la mejora. Expone, a su vez, que las características sociales y ambientales del Archipiélago hacen de la región un "laboratorio" para la aplicación de energías limpias que puede ser impulsada desde el principal sector de la economía canaria. No en vano, la propuesta para el plan sitúa entre las diez primeras acciones a activar un pacto del turismo para la descarbonización, la eficiencia energética y el cambio climático como mecanismo compensatorio por la presión que genera el sector.

En Canarias existen 553.027 plazas, de las que 414.027 corresponden a la oferta reglada y 139.607 a las viviendas vacacionales. Precisamente la ordenación de este segmento constituye otro de los retos del sector. Entre las diez medidas para la puesta en marcha de forma inmediata del plan turístico también se encuentran la creación de una oficina técnica de asesoramiento a municipios y cabildos para la ordenación urbanística de las viviendas vacacionales y un proyecto de sistema digital interadministrativo para la gestión de licencias turísticas bajo los ejes de la gobernanza y la inteligencia.

La intención del Ejecutivo regional saliente era discutir y aprobar las bases del plan, que publica tras dos años de trabajos en colaboración con 300 actores turísticos, en el propio Consejo Canario de Turismo y llevarlo al Parlamento.

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