En los próximos veinte años se crearán más de dos millones de oportunidades de empleo en España vinculadas a la economía circular. Son previsiones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que defiende el tránsito urgente hacia un modelo productivo más sostenible tanto desde el punto de vista medioambiental como laboral. El cambio ya está en marcha, pero para que tenga éxito necesita la implicación de gobiernos, instituciones internacionales, agentes sociales, empresas y ciudadanos.

La economía circular o verde se basa en la reutilización, la reparación y el reciclaje, conceptos radicalmente opuestos al 'usar y tirar' actuales. Se trata de una forma colaborativa de consumir, que pone el foco en la cadena de consumo. La economía lineal, la que actualmente prevalece, se centra en la extracción-producción-consumo-desperdicio, mientras que la economía circular propone cerrar el ciclo de producción de forma que los recursos no se tiran, sino que vuelven de nuevo a la cadena, se reparan, se 'refabrican' y se reutilizan. Se ahorran costes y residuos.

La actitud del consumidor y de las empresas son cruciales para conseguir este cambio de modelo productivo. Las nuevas generaciones valoran mucho las acciones empresariales en el ámbito social y medioambiental y las empresas se ven obligadas a tenerlo en cuenta. Pero no todas se enfrentan por igual al reto de la economía circular, algunas compañías han adoptado los principios del Buen Gobierno Corporativo, publican memorias de Responsabilidad Social Corporativa, otras realizan acciones solidarias o relacionadas con el medio ambiente. Todo ello influye en su reputación, en su imagen de marca y son conscientes de que deben cuidarla.

"Más del 80% de las empresas españolas tienen algún tipo de estrategia de Responsabilidad Social Corporativa que se basa mayoritariamente en los tres pilares de la sostenibilidad: económico, social y medioambiental", explica Elena Búlmer, profesora de Sostenibilidad en EAE Business School. Empresas como el Banco Santander, Naturgy, Iberdrola, Endesa, Ferrovial o Indra están entre las que acumulan más experiencia en sostenibilidad.

En España siempre ha primado la preocupación por temas sociales, señala esta experta, pero en los últimos años se está haciendo más hincapié en la concienciación medioambiental y cada empresa lo enfoca según su misión y el ADN de la organización. "Las energéticas se están volcando más en temas de energías renovables, mientras otras se centran en el reciclaje de envases. CocaCola, por ejemplo, invierte en proyectos de conservación relacionados con el agua y la recogida y reciclaje de residuos, como su apoyo al proyecto 'Mares Circulares' de la ONG Chelonia, que promueve la conservación de espacios marinos y la economía circular".

Para las que cotizan en Bolsa, existe el Dow Jones Sustainability Index (DJSI), que mide el grado de sostenibilidad de las empresas. En él participan 3.500 sociedades, de las que 30 son españolas. Iberdrola es una de ellas. La eléctrica cuenta con una estrategia de Responsabilidad Social Corporativa y Desarrollo Sostenible que desarrolla en un plan bianual (2018-2019) y que se centra en siete prioridades alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, con los que la compañía está comprometida, asegura uno de sus portavoces. Estas siete prioridades son: lucha contra el cambio climático y protección de biodiversidad, contribución al bienestar de las comunidades en las que opera, desarrollo socio-económico sostenible, innovación y calidad para sus clientes, buen gobierno, transparencia y gestión de grupos de interés, promoción de la RSC en la cadena de suministro y seguridad laboral y desarrollo del equipo humano.

La compañía apuesta por una transición energética hacia un modelo sostenible y por las energías limpias. Es, nos explica su portavoz, una de las compañías con menores emisiones y se ha comprometido a ser neutra en carbono en el año 2050.

Poco a poco las empresas españolas van sumándose a esta corriente sostenible. Sin embargo, todavía les queda para alcanzar el nivel de muchas compañías europeas, que destacan a nivel mundial por sus estrategias en sostenibilidad. "Los países escandinavos llevan ya décadas desarrollando una economía circular -destaca Elena Búlmer-, mientras que en España el año pasado se anunciaba como algo 'innovador'. Suecia, por ejemplo, tiene un cúmulo de residuos 'cero' y a nosotros todavía nos cuesta llegar a las tasas de reciclaje establecidas por la Unión Europea".

Otros países europeos, como Dinamarca, son más innovadores y están reconocidos internacionalmente por su transporte sostenible. "En ellos un elevado porcentaje de personas usan bicicleta y entre las empresas se promociona la simbiosis industrial. Un claro ejemplo se ve en Kalundborg, un complejo danés compuesto por varias compañías en el que se aplica la economía circular y donde los residuos de una empresa componen la materia prima para el funcionamiento de otra. Es una demostración de colaboración empresarial que pretende minimizar la generación de residuos y que beneficia la conservación de nuestro planeta", subraya la experta en sostenibilidad de EAE Business School.

La implicación de los gobiernos y las políticas que favorezcan la economía circular serán trascendentales para alcanzar los objetivos de sostenibilidad en los próximos años, subrayan los expertos, pero lo que hará que esto cambie serán las nuevas generaciones, que ya están exigiendo esa transformación.