Las ventas comerciales siguen creciendo en Canarias, aunque lo hacen de forma cada vez más desequilibrada, con una creciente concentración en las empresas de mayor tamaño y con una consiguiente pérdida de rentabilidad para las pequeñas. Ese es el análisis que hace la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife de los datos del boletín sobre este sector que elabora la entidad cameral con el apoyo de Cajasiete y que revelan que las ventas aumentaron un 1,7% en el segundo trimestre de este año respecto al mismo periodo de 2018 y que el empleo lo hizo un 1,1%, pero también que el número de establecimientos comerciales con algún trabajador a cargo descendió un 2,3% y se encuentra en niveles similares a los que se registraban en 2013.
El presidente de la Cámara, Santiago Sesé, admitió que las cifras de facturación y ocupación son "positivas", una noticia, dijo, que hay que acoger con "satisfacción". Sin embargo, aconsejó mirar más allá de los datos agregados e ir "al detalle". Este análisis, unido a la disminución del volumen de negocios, lleva a la conclusión de que "las ventas aumentan, pero se concentran".
Las pequeñas y medianas empresas salen perjudicadas en esta situación, puesto que son las que encuentran "más dificultades para adaptarse" a los continuos y "profundos" cambios que experimenta el sector, en especial los relacionados con la digitalización y el comercio electrónico y las y la presión que suponen las constantes promociones y campañas de descuentos, muchas veces promovidas por las grandes compañías. El resultado es que su margen comercial se estrecha y su rentabilidad mengua, un proceso que, a juicio de la Cámara tinerfeña, terminará por afectar al empleo."Pedimos un plan integral de actuación con medidas específicas, dirigidas a abordar problemas concretos que tengan en cuenta las diferentes zonas y tipologías de productos y empresas", expuso Sesé, que considera "fundamental entrar con el bisturí" en cada una de las realidades del sector comercial. Esta tarea, prosiguió, ha de ser acometida mediante la colaboración entre las administraciones públicas y los agentes privados, y debe contribuir a reforzar las "sinergias" con otras actividades, en particular el turismo. El apoyo a la digitalización y la insistencia en la "asignatura pendiente" que es la formación -"tanto de trabajadores como de empresarios"- son, según el presidente, otros de los objetivos que tiene que perseguir la actuación de todos los actores implicados en el comercio para fortalecer el sector y hacerlo más flexible a las transformaciones que vive.
Preocupación
El director general de Cajasiete, Manuel del Castillo, coincidió también que "los datos no son malos", aunque, en la línea de lo manifestado por Sesé, expresó su "preocupación" por el efecto que pudiera tener sobre el comercio un cambio drástico en los factores que ahora lo impulsan, como las condiciones financieras o la pujanza del turismo. En la actualidad "no hay incentivos para el ahorro", lo que favorece el consumo, y las llegadas de visitantes, pese al descenso, aún son importantes. "Todo esto se puede dar la vuelta. Es importante estar preparados y tener un tejido empresarial potente", avisó Manuel del Castillo.
El incremento de las ventas, del 1,7%, es superior en casi un punto al que se produjo en el mismo trimestre del año pasado (0,8%) -aunque levemente inferior a la media nacional (1,8%)-, pese a la desaceleración económica. En cuanto a la ocupación, ha crecido un 1,1%, una décima por encima del conjunto del país, y en este caso sí se aprecia una ralentización en la creación de empleo. Las afiliaciones a la Seguridad Social van en la misma línea: aumentaron un 0,7% -hasta las 158.874-, un crecimiento más lento que en los anteriores ejercicios. Por su parte, la cifra de parados en el sector cayó un 4%.
La disminución del 2,3% en el volumen de empresas comerciales con al menos un trabajador deja la cifra en 14.902, frente a las 15.252 de hace un año. "La pequeña empresa es la más masiva dentro del conjunto y se están produciendo cierres", afirmó la directora general de la Cámara, Lola Pérez.
Del indicador de confianza se desprende que crece la incertidumbre. Son más los empresarios que prevén que la situación empeore en el tercer trimestre que los que piensan que mejorará. También los que entienden que el segundo fue menos favorable que el primero superan a los que creen que fue mejor.
