Llevo 46 años formando parte de esta familia tan especial que es Cementos Especiales de las Islas, desde 1973. Recuerdo que estaba jugando al fútbol cuando mi entrenador, que era empleado de CEISA, me preguntó si estaría interesado en trabajar en la fábrica, y no me lo pensé dos veces, quería aprovechar esa oportunidad y le dije que sí.

Desde aquel momento he pasado por distintas áreas. Empecé en el almacén, y más tarde pasé al taller, que es el departamento responsable del buen funcionamiento de toda la maquinaria. Allí empecé a crecer y formarme hasta convertirme en responsable del taller, puesto que ocupo actualmente.

También he tenido la suerte de conocer de primera mano el departamento de producción, y conocer así todo el proceso y las materias primas en profundidad.

Si algo caracteriza a esta empresa es que, desde sus inicios, en 1957, ha sido una gran escuela para los trabajadores, tanto para los ya titulados, como para aquellos que no tenían una formación específica. Esto hace que se cree un vínculo especial entre trabajador y empresa que permanece a lo largo de los años. Además aquí han trabajado hasta cuatro generaciones de la misma familia, es por eso y por la responsabilidad con el entorno que el pueblo de El Pajar considera a CEISA como un vecino más.

La fábrica siempre ha sido un pilar para el desarrollo local de esta zona. Cuando era niño, recuerdo que íbamos a las casas de los vecinos que trabajaban en CEISA para ver la televisión. Por aquel entonces, que no era nada habitual tener un televisor en casa, la fábrica suministraba energía a las viviendas de sus trabajadores.

Son muchas las vivencias e historias que tengo en esta que considero mi casa.

Desde que empecé a trabajar en CEISA han cambiado mucho las cosas, se ha innovado mucho en materia de seguridad, protección del medio ambiente, y maquinaria. Eso nos ha llevado a niveles máximos de eficacia industrial y eficiencia medioambiental. Pero lo que siempre ha permanecido en el tiempo es el compromiso de la empresa con el bienestar y la calidad de vida de los canarios, abasteciendo a las islas desde hace más de medio siglo con un producto a medida y que cuenta con una de las mejores adiciones del mundo, la puzolana canaria.

Por tanto, solo puedo decir que me siento muy orgulloso de trabajar para una empresa que lleva más de 60 años construyendo Canarias, una empresa que me ha dado oportunidades, y en la que tengo empleo de calidad y estabilidad laboral, comprometida con el medio ambiente y el entorno social, y que considero parte de mi vida.