Desde hoy mismo se necesitará tener el móvil a mano sí o sí para hacer cualquier gestión online con el banco. Esa será una de las novedades de la nueva normativa europea (bautizada como PSD2) que comienza a aplicarse en España, con un impacto principal para los usuarios: a partir de ahora hará falta su- perar una doble puerta de se-guridad para poder consultar las cuentas o hacer cualquier tipo de gestión financiera a tra-vés de internet, y la llave para franquear ese paso será el teléfono móvil. Apenas hay excepciones a norma, pero lay hay y varían en función del nivel de riesgo, el importe y el canal: los pagos remotos de hasta 30 euros y por contactless de hasta 50 euros, las suscripciones regulares o los beneficiarios habituales o de confianza. Para el resto, sí es necesario un paso extra para acceder a una cuenta corriente por internet.

El objetivo de Bruselas con esta norma es limitar al mínimo los riesgos de fraude.

Así que desde ahora habrá que tener cobertura cuando se quiera acceder a la banca por internet. El funcionamiento de esa doble puerta de seguridad será, en la mayoría de los casos, como se explica a continuación: El banco pedirá al cliente su número de cuenta, una contraseña y el nombre de usuario. Hasta aquí no hay grandes novedades, ya que ya es lo que por lo general suele utilizarse en la actualidad. Pero desde ahora habrá que pasar una nueva barrera que, por lo común, será una notificación a la aplicación del banco que se tenga instalada en el teléfono. Los usuarios que hagan uso de la biometría como la lectura de la huella digital o reconocimiento serán los que menos noten los cambios.

No obstante, el sistema puede variar en función de la entidad financiera. En general han optado por el sistema de añadir una clave de un solo uso al tradicional sistema de autentificación con usuario y contraseña. Esta tendrá una validez máxima de cinco minutos y será nueva para cada vez que intente realizar un operación

La banca, además, tendrá trabajo extra. Deberá chequear cada 90 días la información de cada uno de sus clientes y comprobar, por ejemplo, que el número de móvil no ha cambiado o que las contraseñas continúan siendo válidas.

Pero lo más jugoso de la normativa europea tendrá que esperar aún unos meses. Otro de los cambios que trae la PSD2 es la apertura por parte de los bancos de sus servicios de pagos a otras empresas. Los bancos podrán pedir la autorización a los clientes de otras entidades para poder ver toda su información financiera: el estado de sus cuentas, el de su hipoteca, sus otros préstamos... El objetivo es que la entidad fisgona pueda hacerle una oferta comercial mejorada y a medida. Mimbres para una guerra comercial en toda regla.

Además, hasta ahora cuando se realizaba una compra online entre el comercio y el cliente había un intermediario, como los proveedores de pagos electrónicos, que a su vez se ponían en contacto con la compañía emisora de la tarjeta en la que se cargaba el gasto. Con esta norma, el consumidor podrá autorizar al comercio para que ejecute pagos en su nombre a través de su cuenta bancaria, con lo que el comercio y el banco se comunicarán directamente.

No obstante, el Banco de España, en una iniciativa compartida con otros supervisores nacionales de la eurozona, aprobó esta semana una moratoria para retrasar la entrada en vigor de lo que se prevé una dura pugna de los bancos por quitarse clientes entre sí. La banca ha pedido un aplazamiento de al menos catorce meses antes de empezar ese pulso.