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Entrevista | Pepe Álvarez

"Hay que plantear una tasa turística de cierta envergadura"

"Canarias y el Estado tienen que trabajar a fondo para acabar con la economía sumergida", afirma el secretario general de UGT

Vamos a las cuartas elecciones generales en cuatro años. ¿Cómo se siente?

Hay una sensación de frustración general en la izquierda. En el Parlamento hay una mayoría de izquierdas muy clara, aunque en la izquierda siempre es más complejo ponerse de acuerdo. Los intereses económicos hacen que la derecha sume de manera inmediata. Pero no me gusta mucho llorar por la leche derramada. Hay que convertir la frustración en ilusión y ánimo. Los que han vivido muy bien y viven muy bien después de la crisis no van a desilusionarse, sino que ven una oportunidad. Vamos a mantener intactas nuestras reivindicaciones, e incluso a aumentarlas. Vamos a plantear la derogación de las reformas laborales, de la reforma de las pensiones...

¿Todavía cree posible derogar la reforma laboral?

Lo va a ser. El nuevo Estatuto de los Trabajadores está muy bien, pero antes tenemos que llegar a un acuerdo de derogación de las reformas laborales. Haya la mayoría que haya, vamos a iniciar, cuando haya un nuevo Parlamento, un proceso de movilizaciones si no se atienden estas demandas. Las reformas laborales han convertido el mercado laboral en un cesto lleno de agujeros. Ya estamos en tasas de empleo fijo a jornada completa de en torno al 60% y nunca habíamos estado por debajo del 80%.

¿Manda señales el PSOE de querer acceder a esa aspiración?

Tengo que fiarme de la palabra del presidente. Es evidente que ha habido ministras que si se hubieran callado no habría pasado nada. El PSOE, o incluso otros sindicatos, hablan de derogación de los elementos más dañinos. Nosotros no lo hacemos porque no vamos a entrar a negociar ya con rebajas.

¿Pero cuáles serían los aspectos fundamentales?

Todo el capítulo referido al despido, las causas, la autorización... Hay que hablar a fondo de cómo acabar con esta situación de contratación por días, por horas, por minutos casi. La contratación tiene que volver a una situación de normalidad. Tenemos que poner medidas para que se penalice a los empresarios que la usan de manera fraudulenta.

¿Hemos apostado por competir en costes laborales?

Es evidente, pero también hemos apostado en el sector servicios por competir no con alta calidad, sino con calidad media, y en algunos casos baja. Tenemos que dejar de medir la bondad del año turístico en función de la cantidad de gente que nos visita.

¿En Canarias también es una necesidad?

Si Canarias quiere ser un paraíso debe tener límites para la entrada de personas. Canarias está en un punto perfecto para dar ese giro hacia la calidad, y puede que en algunos sitios ya pase.

¿Animaría al Gobierno canario a aplicar una tasa turística?

Sin ninguna duda. Hay muchas zonas en nuestro país que la tienen. Por cierto, de una cierta envergadura, no tan simbólicas.

¿Un euro por noche no es suficiente?

Un euro la noche me parece de las bajitas. No va a dejar de venir gente. En Barcelona se ha aplicado la tasa y al principio provocó un cisma con los hoteleros. No lo hacen por el euro, sino para no tener que declarar todos los turistas que entran en sus hoteles. El euro no representa ningún problema, y si pusieran tres, cuatro o cinco tampoco lo sería. Animo al Gobierno canario a que, con prudencia, pensando en que no todas las islas son iguales, empiece a desarrollar políticas que tiendan hacia la calidad.

¿Cómo se explica que en Canarias haya más gente trabajando que nunca y el paro llegue al 21%?

Eso solo tiene una explicación: la economía sumergida es altísima. El Gobierno canario y el Estado tienen que trabajar a fondo para acabar con ella. Es parte del problema que arrastra el sector turístico, no solo en Canarias.

¿Ha influido la subida del salario mínimo en la desaceleración del empleo, como sostienen algunos sectores empresariales?

Eso es una solemne tontería, y ellos lo saben perfectamente. La subida del salario mínimo activa el consumo interno, que es un colchoncito en este periodo de ralentización económica. Hay tantos gurús que dijeron que lo del salario mínimo iba a ser una ruina que ahora les cuesta mucho reconocer que se han equivocado.

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