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Quiebra del tercer operador turístico | Consecuencias en el Archipiélago

La quiebra de Thomas Cook sacude Canarias

La supervivencia de Condor y Airlines Scandinavia amortigua un golpe que amenaza con llevarse por delante el 6% del PIB regional

Un turista en un hotel de Sunprime, una de las marcas de Thomas Cook. yaiza socorro

"Si un huracán hubiese roto los cristales o arrancado los balcones, el problema habría sido menor que el que tenemos ahora". La confesión del gerente de uno de los muchos hoteles de Puerto de la Cruz -en el municipio tinerfeño estuvo el primer hotel de Canarias, el Orotava Grand Hotel- da una idea del gran impacto que el lunes causó en las Islas la noticia de la quiebra de Thomas Cook. El turismo en el Archipiélago no es un sector más de la economía. Es el sector del que depende la economía misma, y con esta decenas de miles de puestos de trabajo. El turismo supone alrededor de un 12% del PIB nacional, un peso extraordinario que convierte a España en el país más dependiente del negocio turístico de cuantos integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y, sin embargo, tan elevado porcentaje resulta pequeño si se compara con lo que representa en Canarias el monocultivo turístico.

La primera industria de las Islas es la que genera en torno a un 35% de su PIB, con lo que el peso del turismo en la región casi triplica al que tiene en el conjunto del país, ya de por sí extraordinario. En otras palabras: de cada diez euros que produce anualmente la economía del Archipiélago, 3,5 salen de la actividad turística, es decir, de los hoteles, restaurantes, cafeterías, chiringuitos de playa, medios de transporte, tiendas, centros comerciales y cualquier otro servicio o establecimiento en el que el turista gasta su dinero. Pues bien, de toda esa riqueza que el turismo deja en Canarias, hasta un 17% era resultado del negocio que movía Thomas Cook, el equivalente a un 6% del PIB. Lo que está en juego es nada menos que seis de cada cien euros de la renta anual que se produce en la Comunidad Autónoma, y entran ahí los beneficios de las grandes cadenas hoteleras que trabajaban con el turoperador pero también los de muchísimas pymes y trabajadores autónomos (el bar, la tienda de souvenirs, los organizadores de excursiones, los taxistas...). Y, sobre todo, los sueldos de los 150.000 asalariados canarios que viven directamente del turismo.

La economía regional no se había enfrentado a una situación como esta desde que Canarias comenzara a transformarse en una potencia turística mundial a finales de la década de los sesenta del pasado siglo. A pesar de que Thomas Cook venía perdiendo cuota de mercado en los últimos años por su incapacidad para superar la crisis de la turoperación -Internet hizo posible que cualquiera pueda diseñar y contratar su propio paquete turístico sin ni siquiera moverse del sofá-, su relevancia en el Archipiélago seguía siendo enorme. Entre otras cosas porque esa crisis de la turoperación evolucionó mucho más rápido que un sector en el que muchos hoteles y apartamentos se quedarían vacíos sin los tres grandes turoperadores, esto es, TUI, Jet2.com y la ya extinta Thomas Cook. En realidad ha bastado con la muerte de esta última para que establecimientos que tenían prevista una ocupación del 90% en la próxima temporada alta -en Canarias la temporada alta coincide con el invierno- hayan rebajado sus expectativas a un exiguo 30%, tal como reconoció el presidente de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo (FEHT) de la provincia de Las Palmas, José María Mañaricúa.

Una situación "dramática", y no solo para hoteles y apartamentos, sino también para esa pequeña tienda ubicada en el paseo turístico de la localidad o para la estación de servicios situada frente a ese gran hotel de lujo del sur de Gran Canaria o de Tenerife, Lanzarote o Fuerteventura. Las cifras son reveladoras.

A lo largo del año pasado pasaron sus vacaciones en el Archipiélago aproximadamente 13,5 millones de turistas (el número no incluye a los menores de 16 años). De todos ellos, 7,86 millones -cerca de seis de cada diez- lo hicieron tras haber contratado un paquete turístico, es decir, los trajeron los turoperadores en sus aerolíneas o en las de sus distintas filiales. Así que tras años de insistencia de las instituciones y de las patronales sobre la necesidad de desvincularse poco a poco de los turoperadores -las dificultades financieras de TUI y de Thomas Cook hacía tiempo que eran vox populi- , más de la mitad de los visitantes que reciben las Islas siguen siendo clientes de este tipo de empresa, básicamente de los dos gigantes.

Si se pone la lupa sobre el arruinado gigante británico, los datos permiten hacerse una idea de la magnitud del problema. De esos 7,86 millones de turistas que los turoperadores trajeron el año pasado a la Comunidad Autónoma, más de 2,1 millones habían contratado el transporte y el alojamiento, esto es, un paquete turístico, a Thomas Cook.

Cada una de las personas que vienen a las Islas con paquetes turísticos gasta en el viaje una media de 1.255 euros, según los cálculos de Promotur Turismo de Canarias, la empresa pública dependiente del Gobierno regional que se encarga de explotar la marca Islas Canarias. En esa cantidad se incluyen el precio del paquete adquirido al turoperador y todos esos otros gastos que redundan directamente en beneficio de la economía del Archipiélago: una media de 25 euros en transporte -guaguas, tranvías, taxis-; otros 157 euros en alimentación, de los que 54 euros corresponden a compras en los supermercados y 103, a lo consumido en cafeterías y restaurantes; 46 euros más en actividades de ocio, culturales o deportivas; 43 en compras de souvenirs o de otros artículos; y 16 euros más en gastos en los hoteles y apartamentos -gastos no incluidos en el paquete turístico- y en otros conceptos.

En definitiva, los 2,13 millones de viajeros que Thomas Cook dejó el año pasado en el Archipiélago desembolsaron un total de 2.677,4 millones de euros. Para contextualizar esta suma basta con apuntar que supone un 27% de los 9.864 millones que en 2018 facturó el sector en Canarias gracias a los visitantes con paquete turístico, ya fueran de Thomas Cook, de TUI o de Jet2.com. O un 17% de los 15.590 millones de facturación total, es decir, de lo que reportaron a la economía canaria tanto los viajeros con paquete turístico como aquellos otros que organizaron las vacaciones por su cuenta. O, en definitiva, casi un 6% de los 46.000 millones de euros que sumó el PIB regional en el último ejercicio.

Leve esperanza

Lo anterior explica por qué en las Islas saltaron todas las alarmas casi sin tiempo para calibrar la verdadera dimensión de la quiebra de Thomas Cook.

Pero el fuerte golpe inicial se ha amortiguado sensiblemente con la confirmación de que Condor Flugdienst y Thomas Cook Airlines Scandinavia continuarán volando a las Islas. Al menos de momento.

La aerolínea alemana Condor, hasta el lunes filial del gigante británico, ha conseguido un crédito blando de 380 millones de euros con el apoyo del länder de Hesse -uno de los 16 Estados federados de Alemania- , con lo que en principio Canarias no perderá la importante cuota de turistas que la compañía trae a la región. En los aviones de Condor llegaron a las Islas en 2018 unos 795.000 pasajeros, y este año -hasta el 31 de agosto- ya han sido cerca de 575.000, con lo que la tendencia indica que se producirá un incremento. Por su parte, Thomas Cook Airlines Scandinavia, controlada por Vinggruppen -firma que opera en los países nórdicos en asociación con la ya extinta multinacional aunque con plena independencia-, trajo el año pasado a Canarias a 435.500 turistas fineses y escandinavos, y en los ocho primeros meses de 2019 ha hecho lo propio con otros 231.000.

Entre las dos aerolíneas transportan así a un 57% de los turistas de Thomas Cook. De modo que si el lunes se perdían de golpe 2,13 millones de viajeros, 24 horas después, con los anuncios de la continuidad de Condor y Airlines Scandinavia, se recuperaban 1,23 millones también de golpe. El problema sigue ahí, pero ahora solo hay que recuperar alrededor de un millón de turistas.

Tanto Tom Smulders, vicepresidente de la FEHT, como Jorge Marichal, presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel), hacen hincapié en que lo urgente es que Canarias mejore la conectividad. "Los británicos querrán seguir viniendo, pero hay que darles facilidades y tener la conectividad necesaria", ahonda Smulders. "Canarias está en temporada alta cuando el resto del país está en temporada baja, con lo que aviones no faltan, pero hay que dar alicientes", agrega Marichal. Y el aliciente que reclaman al Ministerio de Fomento para ayudar a salvar la situación es la reducción de las tasas aeroportuarias, esto es, las tarifas que Aena cobra a las compañías por el uso de sus aeropuertos y demás instalaciones. "Hay que fomentar la conectividad y bajar las tasas; la temporada alta empieza el 1 de octubre, pero este no es el mes más fuerte, con lo que hay tiempo para actuar", explica Santiago de Armas, presidente de IFA Hotels.

Con la bancarrota de Thomas Cook se perdieron las 750.000 plazas aéreas que estaban cerradas con el turoperador hasta agosto del próximo año. Jet2.com, otra empresa británica, ha sido la primera en moverse para ocupar ese hueco y ya ha anunciado 161.000 plazas más de las que tenía previsto ofertar inicialmente.

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