Los hoteles de Canarias atraviesan una delicada coyuntura. Por un lado afrontan la temporada alta sin tiempo para digerir la quiebra de Thomas Cook y la consecuente pérdida de plazas aéreas y turistas. Y, por otro, acaban de despedir la peor temporada veraniega desde 2016. La rentabilidad de los establecimientos de las Islas en los meses de junio, julio y agosto fue la más baja de los últimos tres veranos. Aunque sigue siendo sensiblemente superior a la de los años de la crisis económica, es igualmente cierto que la pérdida de rentabilidad no se produce en ningún otro de los principales destinos españoles. De hecho, la tónica general no solo indica que los hoteles del resto del país siguen generando cada vez más ingresos por habitación disponible, el llamado RevPAR, el principal indicador de la industria hotelera para calcular el rendimiento financiero de un establecimiento o una cadena„, sino que incluso continúan batiendo récords.

Según los últimos datos oficiales, los hoteles de la Comunidad Autónoma ingresaron una media de 77,5 euros por habitación en cada uno de los principales meses del verano (junio-agosto). Es un 2,1% menos que en el mismo período de 2018 y casi un 3% menos de lo ingresado en 2017. Por tanto, hay que remontarse al verano de 2016, tres años atrás, para dar con la última temporada estival en que la rentabilidad media de los establecimientos del Archipiélago quedó por debajo de las cifras del pasado verano. ¿Quiere esto decir que los hoteles de Canarias no son rentables? Ni muchísimo menos. Basta con recordar que en el primer verano de la década, el de 2011, los ingresos medios por habitación en junio, julio y agosto apenas superaron los 53 euros mensuales, con lo que se han disparado desde entonces un 45,5%. Sin embargo, el RevPAR sí pone de manifiesto que la rentabilidad hotelera tocó techo en Canarias antes que en los restantes destinos del país. Tan es así, que los hoteles de los otros cinco grandes destinos españoles: Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía„ no solamente ganaron rentabilidad en la temporada alta, sino que incluso están en máximos históricos.

Pese a que la temporada alta en el caso de las Islas no es la veraniega, sino la de invierno „empezó el pasado día 1„, y a que podría pensarse que la caída de ingresos por habitación es meramente puntual, en realidad no es así. Viene de lejos. En concreto de abril del año pasado. En el cuarto mes de 2018, los hoteles del Archipiélago ingresaron una media de 77,72 euros por cada una de sus habitaciones disponibles „no se incluyen aquellas estancias que están en obras, por ejemplo„, es decir, un 4,83% menos que en abril de 2017. Desde entonces y hasta el pasado agosto, que es hasta donde abarcan las estadísticas oficiales, han transcurrido 17 meses, de los cuales 15 registraron caídas de la rentabilidad hotelera que han sido cada vez mayores con el paso de los meses. No ha ocurrido en ninguna otra región.

Y tampoco será 2019 el mejor ejercicio para la inversión hotelera. Ayer se confirmó que Atom Hoteles, la socimi de Bankinter, pagará 67,7 millones a Labranda Hotels & Resorts, subsidiaria del turoperador alemán FTI, por los hoteles Isla Bonita, en Tenerife, y Riviera Marina, en Gran Canaria. Con estos dos establecimientos „que seguirá gestionando Labranda Hotels & Resorts„, son cuatro los que han cambiado de manos en lo que va de año. A estas alturas de 2018 eran ya 27 los hoteles que se habían traspasado, si bien en la cifra se incluyen los de las grandes operaciones que protagonizaron Blackstone, que compró los hoteles de Hispania, y la propia Atom. Laura Vidal, de la consultora Christie & Co, avanzó así que casi con toda seguridad la inversión a final de año será, por tanto, sensiblemente inferior a los 1.438 millones que sumó en 2018.