El aumento del número de personas en disposición de trabajar -137.300 activos más- que se ha producido en Canarias desde el inicio de la crisis es responsable de prácticamente la mitad del actual 21,19% en que se sitúa la tasa de paro en las Islas. Sin ese incremento, dicho porcentaje estaría situado en el 10,29%, el octavo mejor de todas las comunidades autónomas y 3,7 puntos por debajo de la media estatal (13,92%).

La Encuesta de Población Activa (EPA), cuyos datos para el tercer trimestre de este año se conocieron el jueves, permite concluir que el crecimiento del grupo de ciudadanos residentes en las Islas que trabajan o pretenden hacerlo tiene causas de índole social y económico.

La destrucción de empleo que trajo consigo el crack en los mercados occidentales multiplicó exponencialmente el número de hogares canarios en los que todos sus integrantes estaban en paro. Aquellas familias en las que la mujer desempeñaba el rol de ama de casa tuvieron que revisar sus posiciones.

El mercado laboral canario registró por vez primera en el segundo trimestre de 2011 un número de féminas en situación activa superior a las 500.000 (500.600). Prácticamente nunca ha vuelto a descender ese escalón.

¿Razones? La necesidad de no confiar la entrada de ingresos a un solo integrante del núcleo familiar se tomó como una enseñanza de la crisis. A eso se suma que las reducciones salariales practicadas desde entonces obligan cada vez más a tener más de un sueldo por hogar y que el abandono de la carrera profesional por cambios en la situación familiar es algo que no están dispuestas a padecer las nuevas generaciones de mujeres.

Menos hombres

Son 101.400 las féminas que se han incorporado al mercado laboral del Archipiélago desde que estalló el escándalo de las hipotecas subprime. El incremento en términos relativos es del 23,8%. Mientras ocurría esto, el segmento masculino mostraba un crecimiento mucho más tenue durante los últimos doce años. Hay 35.900 hombres más (6,3%) engrosando la población activa que al finalizar el tercer trimestre del año 2007.

El otro factor que explica el crecimiento de la población activa es la incorporación de ciudadanos extranjeros. Estos flujos de población reaccionan tarde a la hora de buscar mejores refugios cuando la tormenta se desata. Las economías de sus lugares de origen están profundamente deprimidas en la mayoría de los casos, por lo que el retorno aparece en el último lugar de la lista de posibilidades por mucho que el desempleo galope en sus nuevos lugares de residencia. Así, el mínimo de trabajadores extranjeros no se alcanzó en las Islas sino hasta el segundo trimestre de 2014, cuando los brotes verdes ya apuntaban a algo mejor.

La recuperación económica y, sobre todo, el protagonismo en ella del sector turístico, que demanda grandes volúmenes de mano de obra sin formación especializada, invirtió la tónica hasta superar los 200.000 por vez primera al final del año pasado. El resultado es que desde el tercer trimestre de 2017 el número de trabajadores foráneos ha crecido en 62.700, cifra que en términos relativos supone un avance del 39,4%.

El protagonismo principal de este crecimiento es de los ciudadanos provenientes de países de la Unión Europea (UE). En el periodo de referencia -de septiembre de 2007 al mismo mes de este año- su presencia se ha duplicado hasta los 79.800. A ese salto del cien por cien respondió el colectivo de los procedentes de países que no pertenecen a la UE con otro mucho más modesto, del 18,6%.

El estudio de la serie que aporta la EPA por tramos de edad permite conocer otro dato relevante. El colectivo de trabajadores de entre 16 y 34 años tiene menos integrantes que antes de la crisis, 98.900 menos. Mientras los segmentos más jóvenes perdieron el 31,5% de sus efectivos, los más maduros vivieron el proceso contrario. Aportaron 236.200 unidades a la población activa canaria, lo que supuso un avance del 28,9%.