Llegó el día. La gran fiesta del consumo vive hoy el apogeo del año después de una semana de ofertas y promociones que van desde el sector bancario hasta los espectáculos, pasando por la ropa, la electrónica o los viajes. El Black Friday tiene en el chollo la cara más alegre y divertida de la jornada, pero como todo también tiene un lado oscuro o menos claro.

El Corte Inglés, Carrefour, Eroski, Ikea y el resto de empresas integradas en la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución crearán 25.000 empleos en la campaña de Navidad que se pone en marcha con el Black Friday. Según las previsiones de Adecco, se harán 1,14 millones de contratos, un 7,3% que en 2018.

Buenas cifras para el empleo pero malas para la estabilidad. La temporalidad es uno de los grandes problemas del mercado laboral español que en 2018 registró la mayor tasa de empleados temporales de la UE, casi el doble que la media (14,2%).

El Black Friday "genera inestabilidad, altas tasas de rotación con contratos de horas o días que sirven para maquillar la tasa de paro, pero que esconden un aumento de la pobreza y un uso torticero de la legislación laboral", según la secretaria de Acción Sindical y Salud Laboral de USO, Sara García. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) el número de empleados eventuales creció un 67,79% de noviembre de 2013 a 2018.

Ganan las compras, sufren los impulsos

La campaña del Black Friday atraerá este año al 77% de los consumidores españoles, según Deloitte. El gasto será de 127 euros. La cercanía de la Navidad que da pie a adelantar algunas compras -muchos comercios extienden la fecha de devolución de los hasta después de reyes--, la atracción por los descuentos y el efecto llamada que provocan los anuncios desata la euforia.

"Comprar de una manera inteligente siempre es bueno y positivo", explica la catedrática de psicopatología, Rosa María Baños. "Pero no es fácil", añade. Y menos en días como el Black Friday, cuando la euforia y el contagio general ante las ofertas desata la "sensación de miedo" a perder el chollo en algunas personas y eso provoca que "algo bueno y positivo" desemboque en reacciones impulsivas.

"Al acotar las promociones en el tiempo se genera esa sensación de que si no lo compro hoy, mañana no va a estar, promueve el deseo", añade Baños. Por ello, la también consejera de la Fundación Gadea por la Ciencia recomienda comprar con responsabilidad: "Haga una lista y no compre por comprar, no ceda al impulso".

Ganan las empresas, sufren las pymes

La fiesta del consumo es el día de las grandes cadenas. La Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución (Anged) que incluye a El Corte Inglés Worten o FNAC reconoce que el Black Friday tiene un "gran impacto" en su ventas. Amazon facturó entre el 19 y 26 de noviembre de 2018 más de 750.000 juguetes, 800.000 artículos del hogar, 500.000 de telefonía y 800.000 ordenadores o productos informáticos. Este año esperan superarse con "el mejor día de ofertas" de su historia. "El Black Friday se convirtió en una semana pero el día gordo sigue siendo el viernes y queremos que quienes han estado visitando la página se encuentren hoy con ofertas cada cinco minutos", explica la responsable de marketing de consumo de Amazon para España e Italia, Ana Costi.

En el lado contrario está el pequeño comercio para quien es muy complicado competir en precio. Entre el 40% o el 50% de las pymes se sumarán al Black Friday aunque "a regañadientes" obligados por el resto, explica el presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC). Pedro Campos reconoce que si estuviera limitado a 24 horas no sería tan malo, pero al extenderse tanto tiempo "se resienten los márgenes porque no se vende más, sino que se trasladan las ventas de un momento a otro".

Según un análisis realizado por la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital) y Fintonic, esta 'festividad' generará una facturación en el canal online que rondará los 1.417 millones de euros. Según un estudio de Google, esta semana las ventas crecen un 220% respecto a otras. Para gigantes como Amazon mañana será uno de los mejores días del año (junto con el Prime Day).

El presidente de la Asociación Española de Retail (AER), Laureano Turienzo, augura que unas semanas después llegará "el peor día de la historia del retail". ¿El motivo? Las devoluciones. La compañía UPS recibió el 19 de diciembre de 2018 1,5 millones de devoluciones en EEUU. Las previsiones para este año son de 1,9 millones el día 2 de enero, según Business Insider. "La gente no devuelve las cosas al día siguiente", explica Turienzo. La media de devoluciones es del 10% de lo que se compra, en electrónica alcanza el 20%.

Ganan las ofertas, sufre el engaño

Algunas marcas que no tienen rebajas otros días del año sí se apuntan al Black Friday. Es el caso de Zara o Uterqüe, de Inditex, que rara vez pone todos sus artículos de rebajas y el 'Viernes Negro' sí lo hacen. O la marca de cosmética Kiehl's, que solo hace descuentos hoy. "Hay marcas que han posicionado el Black Friday como un hito y ahí se pueden encontrar verdaderos chollos", explica la profesora de Marketing de Esic, María Gómez.

"Hay otras que no", añade. Hay marcas que aprovechan la coyuntura para subir los precios. En el año 2016 hubo una campaña que se denominó 'Black Fraude' para que los consumidores subieran fotos a sus redes sociales con precios en los que había truco. "Las marcas más conocidas se dieron cuenta de que no podrían recurrir a esta picaresca y dejaron de hacerlo, pero otras siguen haciéndolo", agrega.

Gana la logística, sufre el planeta

Las semanas posteriores al Black Friday se repartirán, de media, 2,5 millones de paquetes al día, un 10% más que el año pasado, según la patronal logística UNO. Una cifra que el lunes alcanzará los 3,5 millones. Y este fervor consumista tiene impacto en el medioambiente, aunque las compras se realicen por Internet, porque vía online se tienen que hacer muchos envíos pequeños, se usan muchos envases de cartón y de plástico y no siempre llega con que el repartidor haga un viaje, afirma la profesora Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Neus Soler Labajos, en un artículo. "Las ventas en línea son menos ecológicas cuando no se exige una compra mínima que pueda compensar el poner en marcha toda la operativa", agrega.