El elevado precio del suelo agrario en Canarias -debido a su escasez y a la competencia con los usos residencial y turístico- constituye la principal dificultad con la que se encuentran los jóvenes para convertirse en profesionales del sector primario. Aunque esos costes son "difícilmente solucionables", admitió ayer la consejera de Agricultura del Gobierno regional, Alicia Vanoostende, la Comunidad Autónoma tiene en su mano herramientas que pueden favorecer el acceso de este colectivo a tierras de cultivo y propiciar el tan ansiado relevo generacional.

El Plan de Soberanía Alimentaria, que el Ejecutivo prevé empezar a ejecutar el próximo año, contempla poner a disposición de los jóvenes terrenos que han quedado en desuso, "eriales" que pertenecían a personas que han abandonado la actividad sin transmitirlos a sus descendientes o a otros agricultores. "Son medidas que no suponen inversiones fuertes, sino solo coordinar y poner a los agentes en la misma mesa", señaló Vanoostende durante su intervención en la comisión de Agricultura del Parlamento canario.

La consejera destacó que algunos cabildos ya disponen de "pequeños planes" que buscan la creación de bancos de tierras que puedan ser ofrecidos a los jóvenes para facilitar su incorporación a las actividades del sector primario.