La desaceleración económica se ha convertido en una realidad en 2019, pero sus efectos ya se dejaban sentir el año pasado. Aun así, Canarias siguió profundizando entonces en su condición de foco de atracción de población trabajadora, que comparte con apenas un puñado de regiones españolas, y eso que presenta los salarios más bajos del país -tras los de Extremadura- y a las crecientes dificultades para acceder a una vivienda. La diferencia entre la cifra de asalariados llegados de otras comunidades y la de los que partieron hacia otros puntos del país alcanzó su máximo desde que comenzó la recuperación: 1.371 personas. Son ya cinco años consecutivos con saldo positivo.

Los datos de la Agencia Tributaria -que no incluyen a País Vasco y Navarra, con sistemas fiscales propios- ofrecen una aproximación al fenómeno de la movilidad laboral y geográfica. La estadística revela que 144.145 personas en todo el país se trasladaron entre unas regiones y otras en 2018 para acceder a un puesto de trabajo o mantenerlo, un 3,3% más que en 2017. En el caso del Archipiélago, se incrementa tanto el número de trabajadores que se desplazan (5.565, un 5,1% más) como, sobre todo, el de los que llegan procedentes de otros territorios del país (6.936, un 6,5% más que en 2017).

La crisis cambió la tendencia imperante hasta hace algo más de una década e invirtió el saldo migratorio de empleados, que hasta ese momento era positivo. En 2006 y 2007, justo antes del desplome de la economía, llegaron 1.502 más de los que se fueron. Los primeros indicios de recuperación, en 2013, coincidieron con un nuevo punto de inflexión. Las Islas volvían a ser destino prioritario para la instalación de población asalariada, primero de forma tímida (en 2014 llegaron 336 personas más de las que partieron) y luego de forma más acelerada. El saldo favorable superó por primera vez los mil en esta fase en 2017 (1.112) y ahora ha vuelto a crecer hasta los 1.371.

Solo cinco regiones presentan una diferencia positiva entre trabajadores recibidos y expulsados. Se trata de Madrid (14.670), Cataluña (5.173), Baleares (3.861), La Rioja (89) y Canarias. Se reproduce así la tendencia, ya apreciada desde hace años, que apunta a un desplazamiento de asalariados desde los territorios del centro del país -con la lógica excepción de la comunidad madrileña- hacia el litoral, en el que la pujanza del sector turístico ha sustentado la recuperación de la economía y el mercado de trabajo.

Las comunidades de las que proceden más población trabajadora son también, a grandes rasgos, las que reciben más asalariados de las Islas. El origen más frecuente de quienes se asientan en Canarias es Andalucía (1.624), Madrid (1.430), Cataluña (815) y Galicia (703). En el extremo opuesto, como regiones menos emisoras, figuran Murcia (42) y La Rioja (31). Cuando se analiza hacia dónde se dirigieron los trabajadores de las Islas, destaca la fuerza de atracción de Madrid, que recibió a 1.600 asalariados.