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opinión

Una exdelegada del Gobierno poco militar

Tal vez algún comisario de la Policía Nacional dirá que sabe mandar y que ejerce manu militari cuando se pone, pero ella compareció el pasado lunes en el Foro Prensa Ibérica en Canarias con naturalidad y simpatía, con piel de cordero, dicen sus críticos, y como mujer "poco militar". Capaz de cautivar a su interlocutor con un "no" con una sonrisa y hacerle bajar la guardia, pero no lo duden jamás: no es no. Aunque no es fácil la tarea que le encomendó Ángel Víctor Torres, la consejera de Economía, Conocimiento y Empleo del Gobierno de Canarias, Carolina Darias, mostró su semblante más convicente, su rostro más amable y una simpática picardía ante un auditorio predispuesto a la benevolencia, aunque abrumado por tanto diagnóstico digital. Mujer de consenso, de acuerdos, de crear complicidades y de alentar esfuerzos para el entendimiento, ha demostrado lucidez y energía para resolver problemas. Un tropiezo con unos huesos de pardela en Jinámar resultó una cuestión menor, una banalidad, sin mayor importancia. Solos los histéricos sacaron los pies del tiesto. Y las histéricas, claro.

Mano de hierro en guante de seda, insisten quienes han estado a sus órdenes como delegada del Gobierno en Canarias. Carolina Darias ha tenido previsión en el pacto de las flores al rodearse de hombres y mujeres inteligentes. Paso a paso, tenaz y con dedicación plena al servicio de los canarios, esta lideresa que aún tiene mucho que decir en el PSOE se ha colocado en la cima de la política canaria con el más sobresaliente currículum de altos cargos insulares ocupados por una mujer, como se encargó de destacar Agusto Hidalgo, con una veneración por su compañera de partido que el alcalde capitalino casi daba a entender que esta aguda abogada socialista había propiciado su salida de Izquierda Unida.

La consejera de Economía del Gobierno de Canarias demostró personalidad. De rojo intenso, todo lo contrario a una monja alférez, ni clerical ni militar, con todo sus palabras, en el solemne salón del Hotel Santa Catalina, sonaban más al tiempo litúrgico de Adviento que espera la Navidad que al momento de incertidumbre al que nos tienen sometidos el resultado electoral y las negociaciones de Pedro Sánchez para su investidura como presidente del Gobierno. Darias promete, con un mensaje navideño, trufado de una economía de colores, "un futuro mejor desde la esperanza". Falta nos hace, y a ella más si cabe, esa invocada "fuerza de la esperanza" frente a una tarea hercúlea como reducir el paro en Canarias.

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