Canarias, junto con Cataluña, lidera el esfuerzo acometido por las regiones entre 2014 y 2018 para ajustar su saldo estructural, una variable que permite analizar la posición fiscal a largo plazo con independencia del ciclo económico. Este indicador estaba en el 0,3% del PIB, pasó al 1,1% en 2015, al 1% en 2016 y al 1,1% en 2017 para ascender al 2,2% en 2018, lo que arroja una variación de 1,9 puntos en cuatro años.

El saldo estructural es aquel que presenta una economía en una situación ideal alejada de cualquier tipo de afectación y en el que se utilizan todos los factores de producción, capital y trabajo. Como el déficit público se ve beneficiado por la mejora de la economía, la evolución del saldo estructural permite comprobar si se adoptan medidas que mejoran la posición fiscal a largo plazo. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) concluye, sin embargo, que la mayoría de comunidades no ha realizado "ningún esfuerzo" de consolidación fiscal.

En concreto, en el año 2014 el déficit estructural del subsector de las comunidades se situaba en el 0,3% del PIB, que se elevó al 0,5% en 2015 y 2016, al 0,6% en 2017 y volvió a situarse en el 0,3% en 2018.

El análisis señala que toda la mejora del saldo presupuestario de este segmento se debió a los favorables efectos del ciclo económico sobre los ingresos si bien a cierre de 2018 todavía quedaba pendiente un ajuste estructural del 0,3% del PIB en el conjunto de las comunidades.