"Implantar el tren en Gran Canaria y Tenerife es un disparate enorme que hay que evitar como sea". Así de contundente se muestra Claudio Alonso, CEO del Grupo Domingo Alonso, que critica con vehemencia la propuesta que el vicepresidente del Gobierno de Canarias, Román Rodríguez, realizó el martes en el Foro Prensa Ibérica, donde planteó solucionar los problemas de movilidad terrestre que sufren las islas capitalinas a través del ferrocarril. "Los casi 1.5000 millones que costaría este disparate serían una losa para la economía canaria", asegura.

El directivo recuerda que cuando el Grupo Domingo Alonso formaba parte de la Federación Regional Canaria de Empresarios Importadores y Concesionarios de Automóviles (Fredica) -que abandonó en octubre del año pasado-, ya compartía la postura del sector, que se muestra contrario a la implantación del tren. "No nos oponemos porque vendemos coches, sino porque buscamos que las decisiones que toman los políticos sean eficientes y beneficien a toda la sociedad. No tiene sentido realizar esta obra faraónica en una isla que tiene un diámetro de menos de 100 kilómetros".

Alonso plantea profundizar en el debate de la movilidad sostenible y no tomar decisiones a la ligera. "Para empezar, debemos plantearnos si la movilidad del futuro va a ser colectiva o individual porque lo que está claro es que va a ser pública", explica. El CEO del Grupo Domingo Alonso está convencido de que las alternativas al tren existen y son variadas. Por ejemplo, defiende que la tecnología permitirá que los vehículos autónomos sean mucho más eficientes gracias a la Inteligencia Artificial, que controlará los recorridos que realiza cada ciudadano, lo que permitirá un transporte más directo y menos contaminante. Además, el directivo resalta que con la inversión que conllevaría el tren, se podrían ofrecer trayectos interurbanos gratuitos en guagua durante 70 años a los usuarios de este transporte público.

Finalmente, Alonso recuerda que los ecologistas también se han opuesto a este proyecto debido al perjuicio que tendría para el territorio y por el alto coste energético que conllevaría la construcción de las infraestructuras necesarias para que circule el tren.