Calvo apuesta por el atún listado ( Katsuwonus pelamis) de Canarias. La compañía española de alimentación presentó ayer el proyecto Atún Canario Sostenible, una iniciativa que echó a andar en 2016 con la compra de una nave en el Polígono Industrial de Arinaga y que en la actualidad se materializa en los canales de distribución del Archipiélago con la venta de atún en lata que rezuma "canariedad". Treinta buques cañeros de las Islas, quince de Gran Canaria y quince de Tenerife, suministran de túnidos a Calvo, empresa que invirtió hace cuatro años 350.000 euros en la adquisición de las instalaciones en el sureste grancanario y que prevé inyectar, como mínimo, otros 200.000 más para impulsar este proyecto.

El director general de Calvo, Alberto Encinas, explicó que el proyecto se enmarca dentro de su compromiso con la sostenibilidad, una vía con la busca generar valor y rentabilidad. Calvo pretende que en 2025 el 100% del atún de sus marcas proceda de artes de pescas sostenibles y el Archipiélago jugará un papel fundamental en este objetivo.

Encinas destacó la importancia del sector pesquero en la economía canaria y subrayó la intención de su compañía de actuar como "palanca" del crecimiento económico y social de la región a través de dicho segmento. Si bien el atún canario de Calvo -cuya procedencia se especifica en su embalaje- se vende solo en puntos de venta de las Islas, la intención de la compañía es distribuirlo también en la Península. En el crecimiento y expansión de este producto jugará un papel fundamental la certificación de Marine Stewardship Council (MSC), un sello al que Calvo aspira obtener en este proyecto. No en vano, Calvo, en 2018, ya lanzó al mercado español la primera conserva de atún con sello MSC, un distintivo que avala que el atún ha sido capturado cumpliendo con los criterios de pesca responsable y respetuosa con el medioambiente.

Tanto el director general de Pesca, Carmelo Dorta, como el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, pusieron en valor la iniciativa. No solo porque pone en valor la labor artesanal de la flota atunera canaria, sino porque también contribuye a concienciar sobre la necesidad de cuidar y respetar los recursos en un contexto marcado por la lucha contra el cambio climático.

Canarias, en los años 60 y 70, acaparaba un 60% de la producción nacional de conservas, pero con el paso del tiempo se produjo una desarticulación de esa industria. La instalación de conserveras en el Archipiélago supone ahora una oportunidad para el sector para diversificar sus economías y sostener el empleo.