La mujer de Hugh Elliott es española y sus dos hijos nacieron en Madrid, pero nunca había estado en Canarias. En estos días, además de reunirse con las autoridades de las Islas, ha tenido la oportunidad de visitar el cementerio protestante del Puerto de la Cruz y de rastrear la huella de sus conciudadanos. Poco después de su nombramiento, el embajador recordó que en 1984, una mujer de Burgos le ofreció alojamiento tras perder la bicicleta con la que pretendía recorrer el Camino de Santiago. "¿En cuántos países se habría acogido a un forastero así?", se preguntó. Elliott aprovechó la anécdota para emprender la búsqueda de Lourdes, esa buena samaritana. Un hermano de ella le informó de que falleció con apenas 35 años a causa de la esclerosis múltiple.