El mercado de la vivienda se ha desplomado. Y lo ha hecho de golpe. El número de compraventas no solo se ha reducido por primera vez en siete años, sino que, además, se trata de la mayor contracción desde 2009. Hay que remontarse así al primer ejercicio tras el estallido de la burbuja inmobiliaria para encontrar una deriva peor que la actual. Es decir, a diez años atrás. Esa fue la última vez que el negocio de la vivienda cayó por encima del 15%, que es el porcentaje en que se contrajo en 2019. No en vano, entre enero y noviembre del año pasado (el Instituto Nacional de Estadística aún tiene que publicar los datos de diciembre) se vendieron en Canarias 3.424 casas menos que en 2018, una extraordinaria disminución que no será pasajera.

En cifras nacionales, las compraventas de viviendas se redujeron el año pasado un 3,6%. En todo el país se vendieron (a falta de sumar las operaciones de diciembre) 466.318 inmuebles, esto es, 17.512 menos que en el mismo período de 2018. Una caída considerable que pasa a ser preocupante en el caso de las Islas. De hecho, el descenso experimentado en la Comunidad Autónoma cuadruplica (en realidad incluso algo más que cuadruplicarlo) el dato nacional, lo que sirve para ilustrar hasta qué punto se deterioró el mercado inmobiliario en 2019.

Ni en uno solo de los 11 primeros meses del año pasado se produjo en Canarias un incremento de las ventas de casas. O lo que es lo mismo: no hubo ni un mes de respiro para los empresarios y profesionales del sector. Tampoco en diciembre, tal como adelantan desde la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI) antes de que la estadística oficial publique los números definitivos. De enero a noviembre se vendieron en las Islas 19.358 viviendas, mientras que fueron 22.782 en el mismo período del año anterior, un evidente "enfriamiento", en palabras del delegado de la APEI en la Comunidad Autónoma, Isidro Martín, que no mejorará en 2020. Tampoco en 2021. "No lo veo... 2020 será un año de transición muy duro y también será difícil arrancar en 2021", subrayó Martín. Todo parece, por tanto, que el mercado inmobiliario ha puesto punto final a la tendencia alcista que comenzó en 2013.

En 2007, el año en que estalló la crisis económica con aquel primer capítulo de las hipotecas subprime o basura, se vendieron en el Archipiélago la friolera de 30.138 inmuebles (siempre tomando como referencia el período enero-noviembre). Al año siguiente, el primero sumido de lleno en la crisis, el negocio se desplomó tras caer las operaciones de compraventa por encima del 20%. Y la cosa no quedó ahí, ya que 2009 se cerraría con otra espectacular caída de casi un 29%. Las más de 30.000 ventas de 2007 ya apenas superaban las 17.000 solo dos años después. Desde entonces, y a pesar de que el mercado siguió contrayéndose también en 2010, 2011 y 2012 (aunque en menor medida), nunca se había producido un descenso tan grande como el experimentado el último año. Es más, tras tocar fondo en 2012, cuando se contabilizaron poco más de 13.000 operaciones, se encadenaron seis ejercicios consecutivos de subidas, una racha que se rompe ahora. En ese sexenio (2013-2018), las transacciones se incrementaron en porcentajes que oscilan entre el 12,2% de 2016 y el 6,3% de 2018. Así pues, el negocio pasó en solo un año de crecer por encima de los seis puntos a caer un 15%.

Detrás de este radical cambio de tendencia hay, según el representante de la APEI en Canarias, tanto factores exógenos como más o menos domésticos. Entre los primeros cita la inestabilidad del mercado petrolero, la incertidumbre en las Bolsas y las guerras comerciales, por ejemplo; y entre los segundos, las dudas de los inversores sobre las políticas del nuevo Gobierno y, sobre todo, los altos precios. Con los salarios contenidos, difícilmente podía mantenerse el mismo ritmo de ventas a los actuales precios.