La tecnología fotovoltaica ha mejorado ampliamente su competitividad en los últimos años. ¿Qué ahorro energético puede brindar a un negocio hotelero?
Es una pregunta difícil de responder. Hay que estudiar caso a caso, ver el área disponible para poner las placas, si existen sombras... Como norma básica, sin un almacenamiento, que permitiría el cien por cien de ahorro, sería un tercio del consumo.
¿Se nota el cambio de paso impulsado por el Gobierno central?
Sí, hemos pasado de los 236 nuevos megavatios para autoconsumo de 2018 a 459 el año pasado. La tendencia es creciente y esperamos alcanzar los 600 megavatios de potencia en 2020.
¿Qué barrera se ha derribado?
Son tres, dos de ellas fundamentales. Había muchas barreras administrativas que desanimaban a quienes intentaban dar el paso, esa es una. Otra es la psicológica, porque lo sucedido en los últimos años había generado una sensación de que el autoconsumo no estaba bien visto, había quedado huérfano de voluntad política, y así era. Luego estaba el aspecto económico, que perjudicaba a la rentabilidad de las instalaciones. El escenario es diametralmente diferente. La voluntad política es absoluta, el Gobierno (central) habla de alcanzar el objetivo de un gigavatio al año de autoconsumo, la regulación actual es simplificada y, en definitiva, una atmósfera en la que se reconoce al autoconsumo como lo que es: una forma de que los ciudadanos y las empresas puedan ahorrar energía y luchar contra el cambio climático.
¿Es lógico pensar en una implantación de energía fotovoltaica mayor en las áreas geográficas que tienen más sol?
Por supuesto. Esto ya se está cumpliendo en la Península, donde las comunidades autónomas con mayor insolación concentran más actividad. En el caso de Canarias, además con mucha más razón. Aquí la generación eléctrica cuesta prácticamente tres veces más que en la Península, depende del turismo y su ecosistema está afectado por la emergencia climático; es más urgente que se actúe.
Sin embargo, a la hora de regular no siempre se tienen en cuenta estas especificidades.
Y por eso demandamos que unas leyes específicas que aceleren la utilización del sol como fuente de riqueza. Del mismo modo que es urgente que salga ya la subasta para fotovoltaica, igual que salió la eólica en los últimos días de 2018.
Ha cambiado la visión, hay voluntad política y, sin embargo, poca concreción. ¿Por qué?
No ha ayudado la transitoriedad política que hemos tenido en el país para sacar adelante la regulación necesaria, particularmente en las subastas. En autoconsumo el salto adelante es claro.
