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Energía La entrada de las renovables en Canarias

La tardanza de las licencias municipales frena el autoconsumo fotovoltaico

El sector reclama fórmulas para evitar que la espera por un permiso de obra haga decaer los proyectos

De izquierda a derecha, José Donoso y Miguel Torres a las puertas de hotel Lopesan Costa Meloneras. YAIZA SOCORRO

Corren buenos tiempos para la energía fotovoltaica. Superado el tiempo en el que estuvo en el ojo del huracán como una de las responsables de que el sistema eléctrico español llegara a acumular un déficit de casi 30.000 millones de euros, se ha convertido en una tecnología renovable de las más competitivas. Con el añadido de que es la más sencilla de aplicar al autoconsumo. De ahí el auge que está cobrando en los últimos tiempos y que sería mayor si, según el sector, no topase con la tardanza en la obtención de la preceptiva licencia municipal.

Generar la electricidad es hoy más barato que comprarla. Esa conclusión la compartieron varios de los participantes en el simposio Oportunidades del autoconsumo fotovoltaico en el sector de la hostelería, que se desarrolló ayer en el Sur de Gran Canaria organizado por Bodegas Torres y la Unión Española Fotovoltaica (Unef).

Sin embargo, el salto a la generación con energías limpias va más allá del puro ahorro económico. Miguel Torres, presidente de la compañía vitivinícola, expuso la necesidad de actuar en el corto plazo contra la emisión de gases nocivos. Como ejemplo, expuso "el 30%" en que Bodegas Torres ha conseguido reducir ya la contaminación que genera su proceso productivo.

"El cambio climático no lo podemos parar", señaló tras recordar que el impacto "de los gases de efecto invernadero tardan en desaparecer entre 100 y 200 años". Por ello, recomendó a los directivos de compañías hoteleras colocar "placas fotovoltaicas en sus establecimientos" y hacerlo saber, porque "en breve, los clientes decidirán su alojamiento en función de cómo se genere la energía".

Adaptarse a la sociedad

Adaptarse a la sociedad

En la misma línea, el presidente de la Asociación Canaria de Energías Renovables (ACER), Enrique Rodríguez de Azero, señaló que el camino al éxito pasa por adaptarse a las necesidades de la sociedad. La principal de ellas ahora mismo es preservar el planeta.

No se trata de un ejercicio de exageración y alarmismo. El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, recordó que tanto en el invierno pasado como en el actual las lluvias han sido prácticamente inexistentes. Mientras, los periodos de calima se suceden uno tras otro. "Los alisios se desplazan hacia el este", continuó Morales, que también citó el aumento de la presencia de parásitos como la ciguatera en el pescado, el incremento del nivel del mar y el riesgo de entrada de enfermedades tropicales como elementos a no perder de vista.

Por delante deben ir "la eficiencia y el ahorro", señaló el presidente insular, quien celebró que se hayan "vencido todas las resistencias" en torno al autoconsumo. El marco regulatorio ha cambiado de forma meridiana para favorecerlo y la investigación ha hecho el resto. "Hace apenas diez años, el coste de la fotovoltaica era un 95% superior al actual", reveló el presidente de Unef, José Donoso, por lo que la apuesta por esta tecnología, en lo doméstico y en lo empresarial "es medioambiental, pero también económica".

Con todo ese viento de cola, solo resta esperar estudios que determinen qué cantidad de potencia puede soportar el sistema eléctrico. Solo las trabas administrativas pueden evitar que el acelerón actual cobre más vigor.

Los hoteles, por el caso del simposio celebrado ayer pero atañe por igual a una comunidad de vecino, proyectan su inversión en placas fotovoltaicas y cuando están dispuestos a arrancar se encuentran con que no llega la preceptiva licencia municipal de obra. "No es tanto el coste como la tardanza", incidió el presidente de ACER.

Algunas comunidades autónomas ya han establecido fórmulas "como una declaración responsable y otros instrumentos jurídicos", explicó Donoso, para evitar que se pierdan "varios meses".

"Que dejen que la directiva Bolkestein funcione", reclamó Rodríguez de Azero. Es decir, que se pongan a funcionar las placas que reducen las emisiones de gases nocivos "y después un técnico de la Administración compruebe que todo está bien".

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