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Crisis del coronavirus La visión de los actores económicos

Nicolás Villalobos: "Ahora sí hay que endeudarse pero la gestión pública ha sido irresponsable"

"Hay un 'shock' emocional y anímico que hará más lenta la recuperación de la actividad económica", señala el director general del Grupo Cordial

Nicolás Villalobos, director general del grupo Cordial. J.C. GUERRA

Usted pertenece al sector turístico, el más golpeado por esta crisis junto al comercio y al transporte ¿Cómo se está afrontando este cese de actividad?

Nosotros ya estamos cerrados por la orden del Gobierno y se trata de un escenario en el que hay que tener resignación porque no queda otra, con la confianza de que volverá a salir el sol aunque somos conscientes de que esta situación va a ir más allá de lo que dure el estado de alarma porque ahora hay un corto plazo muy duro, que es este periodo de confinamiento, pero el medio plazo también será duro porque a las compañías aéreas les costará poner en marcha la conectividad como estaba antes con las Islas y al mercado europeo le costará superar el shock emocional y económico que está suponiendo esta crisis. Creemos que hará falta más tiempo para coger la velocidad de crucero que teníamos. Esta va a ser una crisis importante pero no sirve de nada lamentarse, lo que hay que intentar es gestionar con templanza y que la marea sube y baja. Ahora nos toca gestionar las vacas flacas con serenidad porque hay factores y circunstancias que trascienden a uno y afrontar los vientos según vienen. La recuperación será muy pesada y costará mucho tiempo volver a la normalidad.

¿Estamos hablando de la temporada de invierno o ya para el año 2021?

El corto plazo es el estado de alarma en el que estamos, que será muy duro. En el medio plazo tendrán que empezar a ponerse en marcha las aerolíneas y las conexiones de forma paulatina, progresiva y conservadora, porque las compañías no se pueden arriesgar a poner aviones a volar si no tienen la certeza de que van a vender las plazas. Los ritmos los irá marcando la actitud del consumidor que, como digo, se presupone que va a estar muy afectado tanto en lo emocional y anímico como en lo económico, porque este escenario está llevando a mucha gente al desempleo y a muchos autónomos y pymes, tanto en España como en otros países europeos, a quedarse sin ingresos. Auguro por eso que la recuperación será lenta porque se trata de una crisis en la que se tendrán que tomar las medidas adecuadas para afrontarla con rigor.

El sector ha vivido unos años dulces después de la crisis de los años 2009-2010 pero ahora se enfrenta a un turismo cero que nunca había pasado ¿Servirán estos buenos años para compensar la actual debacle?

El turismo cero no se ha vivido nunca en Canarias y la incertidumbre de cómo saldremos y en cuanto tiempo también lo es. La única certidumbre que tenemos es que hay que luchar y que de nada sirve llorar y lamentarse, sino fajarse y trabajar mirando de frente la adversidad con entereza. No estamos ante una cuestión de dos meses sino que se trata de una crisis en toda regla. De todas formas la crisis estaba anticipada y profetizada porque en esos años de 2008 a 2010 llegaban a Canarias unos ocho millones de turistas con un 30% de desempleo. Felizmente a partir de 2011 con la primavera árabe tuvimos literalmente los bíblicos siete años de vacas gordas que empezaron en 2011 y acabaron en enero de 2018, porque en ese año ya hubo medio millón de turistas menos que en 2017, año que acabó con 16 millones de turistas y fue el año de la pleamar. A partir de ahí empezó a bajar la marea siendo buena la profecía bíblica porque en 2018 perdimos medio millón y en 2019 otro medio millón, es decir, un millón de turistas en dos años cumpliéndose la profecía de que después de los siete años de vacas gordas vienen los años de vacas flacas.

Pero no de forma tan drástica, ¿no?

Evidentemente no la esperábamos así porque el coronavirus es como el ángel exterminador, la última de las diez plagas bíblicas como cuando el Dios de los hebreos se las mandó al faraón. Nosotros hemos tenido de todo: el siroco, los incendios, la quiebra de Thomas Cook, la crisis de las compañías aéreas con varios cierres, la subida del IGIC... hemos tenido todas las plagas bíblicas y la última es la del coronavirus.

¿El sector está unido frente a la Administración en esta crisis?

Existe coordinación y un asociacionismo maduro en este sector tanto a nivel provincial en la FEHT como a nivel nacional en la CEAT, en la que estamos integrados. De alguna manera se están coordinando las grandes directrices para los asociados y la interlocución con las autoridades en estos momentos de ERTE y de medidas de liquidez en el mercado. Es un asociacionismo probado en tiempos de tormenta como estos.

El Gobierno ha aprobado una serie de medidas económicas y sociales que se han ido complementando en los últimos días ¿Qué le parecen?

El nivel de la calamidad que afrontamos hace que todas estas medidas sean insuficientes. No obstante, eran medidas necesarias porque en los ERTE se trata de evitar la destrucción de empleo para instrumentalizar un mecanismo que permite soluciones coyunturales como esta, con el fin de que los trabajadores no se vayan a la calle. La cuestión de la liquidez es fundamental porque muchas empresas van a tener el problema precisamente de que se quedan sin ingresos, pero siguen teniendo salida de caja, por lo que llegará un momento en que las empresas se quedarán sin liquidez y por eso es importante que se estructuren mecanismos de este tipo a la economía a través del sistema financiero y con respaldo del Gobierno. De todas formas hará falta un gran plan Marshall porque nos vemos abocados a una crisis económica tremenda y harán falta muchas decisiones y liderazgo en el ámbito económico para reactivar la actividad cuanto antes.

¿Cree que la recuperación será igual de lenta o más rápida que la posterior a 2008?

Hay un shock emocional y cultural además de un antes y un después de esta crisis. A este tipo de confinamiento las generaciones anteriores estaban mas acostumbradas al vivir con epidemias, guerras, hambre... pero nosotros no y creo que esto se trasladará al consumo y es posible que la gente se lo piense más a la hora de comprar un coche o una casa. Por eso creo que habrá una retracción a corto y medio plazo en el consumo, además del impacto de un trimestre perdido con toda esa riqueza que se ha dejado de generar. Todos somos más pobres ahora que antes. Esta crisis tardaremos en digerirla unos cuantos años.

Lo que está claro es que todo se cae: previsiones de crecimiento, presupuestos públicos, ingresos, política fiscal, tasa de paro, inflación... ¿Cómo cree que se las va a arreglar la Administración?

Las previsiones de ingresos que se estaban manejando ya eran irreales pero ahora es evidente que ni la mitad de la mitad, lo que obliga a replantear todos los números. En esta crisis coincide que cuanto menos se va a ingresar más necesidad vamos a tener de gasto. Por un lado el gasto sanitario, después las políticas sociales para cubrir el desempleo, además de las medidas de inyección de liquidez para reactivar la economía. Será un escenario de déficit necesario en los próximos años y de elevado endeudamiento. La gran tragedia en este caso es que no se aprovecharon los años buenos que hemos tenido para reducir el déficit público, que en el caso de España está por encima del 100% del PIB. Nos hemos quedado sin margen para afrontar la crisis que se sabía que vendría, pero se ha gestionado con absoluta irresponsabilidad las cuentas públicas y hemos llegado al precipicio sin paracaídas por unas políticas mal orientadas. Tristemente no se ha gestionado con prudencia las vacas gordas y nos han llevado a unos niveles de endeudamiento desaforados que ahora habrá que seguir incrementando. Ahora sí es necesario el gasto pero denuncio la irresponsabilidad en la gestión pública.

¿Europa tendrá ahora que replantearse toda la política económica que ha aplicado en estos años para salir de la recesión?

Ahora hace falta gastar, es aceptable el déficit y el endeudamiento pero lo que pasa es que ha sido irresponsable la gestión anterior. Creíamos que estábamos en el peor escenario posible y ahora es cuando realmente estamos mal todos por igual, pero nos encontramos con un nivel de endeudamiento público que no había tenido España en la vida.

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