La Provincia - Diario de Las Palmas

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Crisis del coronavirus Los que no paran

Tabaco y pan, en vez de gasolina

La prohibición de salir a la calle hace caer las ventas en las estaciones de servicio, que palian su economía con las tiendas de alimentación

Estación de Repsol en Las Remudas en una foto de archivo. YAIZA SOCORRO

Si hubiera sido una Semana Santa normal, hoy estarían las carreteras llenas de turismos camino del Sur o de la Cumbre y de automovilistas repostando en las gasolineras. La imagen será otra bien distinta dado el estado de alarma que ha originado el coronavirus y la imposibilidad de que los ciudadanos hagan vida normal. No habrá casi vehículos en las vías, pero las gasolineras continuarán dando servicio a los transportistas de productos básicos, así como a los conductores de coches sanitarios, emergencias y seguridad pese a la caída brutal de la venta de gasolina por el parón impuesto para frenar el Covid-19.

El delegado territorial de la Red de gestión directa de Repsol en Canarias y Andalucía, Javier Izquierdo Colmenajero, asegura que, en estos momentos, las estaciones de servicio de ciudad más cercanas a los polígonos industriales y autopistas son las que mejores resultados en ventas están obteniendo tras la caída de clientes por el estado de alarma. "La caída ha sido proporcional al descenso del número de clientes. Como han señalado desde el ministerio [Transición Ecológica], entre un 60 y 80%, entre semana, y un porcentaje mayor los fines de semana", puntualiza Izquierdo, que asegura que no hay problemas de abastecimiento de combustibles en la provincia de Las Palmas y que las gasolineras están operando con normalidad en horario de 06.00 a 23.00 horas - cuatro estaciones de servicio están abiertas las 24 horas-. "No se prevé cerrar ninguna estación pese al descenso de conductores; somos conscientes de que hay que seguir prestando servicio a los transportistas", añade.

Desde el mismo día 13 de marzo, la compañía ha aplicado un protocolo de protección en las gasolineras para evitar el contagio de empleados, clientes y proveedores, aunque los puntos de venta son autoservicio. Los trabajadores utilizan guantes y mascarillas y se ha optado porque la venta de productos de bazar y alimentación se realice a través de ventanillas. "Solo en una estación hemos tenido que poner una mampara", dice.

Respecto al pago - admiten en efectivo o con tarjeta-, han impulsado la aplicación Waylet entre los clientes, que ya tenía la compañía para hacer promociones, para que los conductores puedan pagar con el móvil desde el interior del coche y evitar así pasar por caja.

Repsol ha querido solidarizarse con todo el personal que estos días trabaja para frenar el coronavirus y está regalando un café y un bollo a transportistas, sanitarios y personal de emergencias y seguridad que paren por sus estaciones y se acrediten. Unas 1.500 estaciones de servicio han aplicado esta iniciativa en todo el territorio español; 17 de ellas en la provincia de Las Palmas.

"La iniciativa ha sido muy bien acogida entre las fuerzas armadas, sanitarios y policías; también entre los vecinos, que nos han felicitado por esta acción", cuenta Izquierdo, que añade que se mantendrá hasta que finalice el estado de alarma.

También mantienen los aseos abiertos de las estaciones de servicio para los transportistas y conductores que estos días tienen permiso para circular por las carreteras además de permitir a los servicios de emergencias, seguridad y sanidad limpiar sus vehículos con el fin de que la higiene de los mismos contribuya a frenar el Covid-19.

En la gasolinera BP, del paseo Blas Cabrera Felipe de la capital grancanaria, las ventas de productos derivados del petróleo, han caído entre un 70 y 75%. Así lo afirma Isidro Sabina, responsable del establecimiento, situado en el Cono Sur. "El suministro de gasolina comenzó a descender desde que se decretó el estado de alarma, pero a partir del día 25 fue tremendo", apostilla.

La estación abastece a los vecinos de la zona y también a muchos de los trabajadores que se dirigen al complejo hospitalario Materno-Infantil. La gasolinera está abierta las 24 horas gracias a ocho empleados. "Aunque estamos abiertos desde primera hora, hasta las doce no hay algo de movimiento, aunque los clientes vienen con mucha cadencia", prosigue Sabina.

El pequeño bazar que tienen es el que genera actividad, ya que muchas personas de los barrios colindantes se acercan a la gasolinera a comprar tabaco, pan, golosinas y el periódico. "Despachamos por ventanilla y algún cliente se queda a charlar un rato", cuenta el responsable de la estación, que declara que en los más de treinta años que lleva trabajando en el sector nunca antes había visto una caída tan brutal de las ventas, incluida la crisis de 2008. "Esto está siendo una cosa tremenda", puntualiza, mientras augura que cuando se acabe el estado de alarma llegará lo peor si no empiezan a entrar turistas pronto en la Isla.

El pequeño supermercado de la gasolinera de BP, en la calle León y Castillo de Las Palmas de Gran Canaria, da vidilla a los empleados del establecimiento, sorprendidos también por la caída tan brutal de clientes tras la prohibición de salir a la calle.

La estación de servicio está abierta las 24 horas, aunque la clientela se recibe principalmente por la mañana, entre las ocho y las cuatro de la tarde, gracias a lo transportistas que circulan. "La venta de gasolina ha descendido entre un 70 y 80%", explica Cristina, uno de los cinco empleados del local.

A la gasolinera se acercan, sin embargo, muchos vecinos de la zona a comprar productos básicos en la tienda, comercializada bajo una firma de alimentación, dado que en los alrededores no hay tiendas de comestibles. "Es el único existente entre Pío XII y Doreste Silva por lo que muchos vecinos, la mayoría mayores, nos agradecen que estemos abiertos", afirma Joaquín Felipe González, empleado.

El pan y el periódico son compras habituales. "Somos como el teléfono de la esperanza, ya que somos el único latino de la zona. La gente viene, compra algo, charlan un rato y se desahogan antes de volver a casa", manifiesta el empleado, quien narra que más de uno sale varias veces a comprar alguna cosa por eso de salir de casa.

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