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Crisis del coronavirus Los efectos en el sector pesquero

La pesca sobrevive con el atún listado a la espera de los restaurantes

La flota artesanal de Gran Canaria depende de la reapertura de los establecimientos turísticos

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Coronavirus en Canarias | Desescalada en Melenara

El atún listado, una de las especies que cruzan las aguas canarias en esta época del año, se ha convertido en la salvación de la flota artesanal de la Isla ante la caída de las ventas de pescado a los restaurantes, que hasta la llegada de la pandemia absorbían más del 90% de las capturas.

Aunque "con grandes sacrificios" y saliendo a la mar "solo dos o tres días en semana", el centenar de embarcaciones de Gran Canaria ha podido mantener la actividad del sector y una parte de las samas, chernes, viejas o bocinegros que antes se vendían a los restaurantes han acabado en los expositores de los supermercados y grandes superficies, según explicó ayer Francisco Jiménez, secretario de la Asociación Provincial de Cofradías de Las Palmas.

Tras la zafra del atún rojo en el mes de abril, que fue buena en cantidad pero "calamitosa" por las dificultades para exportar a Japón o la Península y la consiguiente oscilación de los precios a la baja (entre cuatro y siete euros el kilo), la "salvación" de la flota artesanal ha llegado con el atún listado, cuyo paso por el Archipiélago se ha adelantado unas semanas y asegura unos ingresos mínimos para afrontar el verano.

El listado es el tipo de atún que se utiliza para la elaboración de las conservas en lata, por lo que no es necesario que llegue fresco a los mercados. Se captura, se congela y se envía a las fábricas de la Península. A ello están dedicados estos días el grueso de los marineros de la flota artesanal.

"El atún listado se coge por toda la isla, pero depende por donde entre, la zona de túnidos de Gran Canaria es el sur, del Castillo del Romeral hacia Mogán y desde la punta de La Aldea hacia abajo, pero también se puede capturar en Agaete, San Cristóbal o Melenara", precisó.

La captura del listado se compagina con la de otra especie, la tuna (o petudo), pero su comercialización es más complicada porque se consume fresca y las redes de distribución desaparecieron durante las semanas más duras del confinamiento de la población. Los compradores habituales avisaron a los patrones para que no siguieran pescando petudos porque no iban a tener salida en el mercado peninsular, que es el que absorbe la mayoría de la producción.

"Hemos aguantado y ahora estamos viéndolas venir; no podemos decir que la situación sea catastrófica, pero el futuro de la flota artesanal es bastante complicado por la incertidumbre de lo que puede ocurrir en los próximos meses", comentó Jiménez, que también es secretario de la Cofradía de Pescadores de Arguineguín, la más importante de Canarias.

La situación de la pesca es incluso aceptable si se compara con otros sectores, pues ninguna empresa ha tenido que acogerse a regulaciones de plantilla y no se ha producido ningún contagio de Covid-19 en sus barcos o instalaciones.

La recuperación del sector va a depender casi en exclusiva de que se reabran los restaurantes y vuelvan los turistas a los complejos hoteleros. Aunque haya algunos comerciantes que compran el pescado a pie de barco en los dos puertos de Mogán y luego lo distribuyen en pescaderías de la capital o Telde, en la mayoría de los casos son los propios armadores o patrones los que se encargan de vender sus capturas a los restaurantes de las zonas turísticas del Sur o de Agaete.

"Nuestro futuro -sostuvo Jiménez- depende de lo que haga la restauración, de que arranquen pronto, pues son los que tiran de la pesca artesanal y no llegaremos a la normalidad hasta que lo hagan ellos". Ante el cierre de todos los restaurantes a mediados de marzo, se ha intentado que las capturas lleguen a los ciudadanos a través de los comercios, pero los resultados no son esperanzadores.

Consumidores

Según Jiménez, "la reapertura de los restaurantes es fundamental porque en ellos se consume casi toda la pesca artesanal, en torno al 95%". Ello es debido, a su juicio, a que la gente ya no compra pescado para comerlo en casa por los olores, las escamas o la poca práctica en limpiarlo y cocinarlo.

Desde la Asociación de Cofradías abogan porque cada isla constituya una marca distintiva para evitar que se confunda el pescado fresco de una determinada zona con el que llega del exterior, lo que supone un fraude al consumidor.

Por su parte, el consejero de Sector Primario del Cabildo de Gran Canaria, Miguel Hidalgo, anunció que su departamento prepara "una ayuda específica" para las cofradías, ligada a las pérdidas que han sufrido por no poder faenar en las condiciones habituales.

Hidalgo recordó que el Cabildo ya ofrece subvenciones al sector pesquero para mejorar la flota, renovar las instalaciones de las cofradías o implantar sistemas de ahorro energético. Dado el pequeño tamaño de los barcos y las obligaciones de mantener una distancias de dos metros, algunos marineros plantearon salir solos, pero desde las cofradías se les advirtió de la peligrosidad y se les recomendó amarrar.

Al igual que las cofradías, Hidalgo resaltó la importancia de que los restaurantes recuperen cuanto antes la normalidad y auguró que a partir del próximo lunes, con la entrada en la fase 2 de la desescalada, se empezará a registrar más movimiento de barcos y de clientes.

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