La crisis del coronavirus nos ha demostrado que un mundo más sostenible es posible. Con el parón de la actividad económica y el confinamiento de los ciudadanos para contener el virus, el medio ambiente disfrutaba de un respiro, disminuía la contaminación en las ciudades, se registraba una clara bajada en el nivel de emisiones de gases contaminantes, la vegetación y la fauna recolonizaban y recuperaban espacios perdidos€

Sin embargo, ahora que nuestro modelo económico se ha reanudado y todo va volviendo a la normalidad, ¿qué pasará?, ¿producirán las medidas de reactivación y salida de la crisis un "efecto rebote" que merme más nuestros recursos naturales o seremos capaces de promover iniciativas de estímulo verde alineadas con los objetivos climáticos?

Para transitar esta segunda vía de recuperación y conseguir un equilibrio entre nuestra forma de vivir y el respeto por el entorno, la colaboración entre todos, incluidas las grandes empresas, se convierte en capital. Un claro ejemplo es el 'Plan conjunto para promover el desarrollo sostenible del Amazonas', puesto en marcha por los tres mayores bancos privados de Brasil: Santander, Bradesco e Itaú Unibanco. Fruto de esta histórica alianza se trabajará en tres frentes prioritarios: la conservación del medio ambiente y el desarrollo de la bioeconomía; la inversión en infraestructura sostenible; y la garantía de los derechos básicos de la población de la región amazónica.

"La magnitud del desafío exige una acción firme y rápida por parte de todos los actores que puedan participar en la construcción de un modelo de desarrollo sostenible para la Amazonia que incluya las necesidades de la población y la preservación de nuestros recursos naturales. Con los esfuerzos combinados de nuestra industria podremos hacer aún más por esta región, que tiene un valor inestimable no sólo para el país sino para todo el planeta", explica al respecto Sérgio Rial, presidente de Santander Brasil.

Entre las acciones que forman parte de este plan y que empezarán a aplicarse este año figuran la estimulación de las cadenas sostenibles (por ejemplo, el cacao, el açaí y las nueces) en la región mediante líneas de financiación o instrumentos no financieros; la inversión en infraestructura básica para el desarrollo social (energía, Internet, vivienda, saneamiento, etc.) y ambiental (por ejemplo, transporte de agua); la atracción de inversiones y promoción de asociaciones para el desarrollo de tecnologías que impulsen la bioeconomía; o el apoyo a los agentes y dirigentes locales que trabajan en proyectos de desarrollo socioeconómico en la región. Un ejemplo concreto de estas medidas es el proyecto mediante el cual Santander Brasil va a destinar cerca de 1 billón de euros a la financiación de proyectos de servicios básicos, como el abastecimiento de agua.

Compromiso con la sostenibilidad

Esta alianza se encuadra en la estrategia de crecimiento sostenible de Banco Santander, considerado el banco más sostenible del mundo según el Dow Jones Sustainability Index 2019 y refuerza su compromiso con la transición, tanto propia como de sus clientes y la sociedad en general, hacia una economía baja en carbono. Con este objetivo en el horizonte, Banco Santander facilitará la movilización de 120.000 millones de euros entre 2019 y 2025 y 220.000 millones de euros entre 2019 y 2030 para combatir el cambio climático.

Además, es uno de los firmantes del Compromiso Colectivo de Acción por el Clima y está presente, en la figura de su presidenta, en la Alianza para la Recuperación Verde (Green Recovery Alliance) promovida para respaldar e impulsar la movilización de paquetes de inversión verdes que actúen como aceleradores de una transición hacia una neutralidad climática y ecosistemas saludables.

Los compromisos de banca responsable adquiridos por Banco Santander incluyen también la protección del medio ambiente a través de la reducción de su propia huella ambiental, es decir, está centrado en reducir las emisiones de CO2, siendo más eficientes, utilizando más energías renovables, compensando el resto de sus emisiones, y reduciendo y gestionando de forma responsable sus residuos.

El objetivo principal es que, en 2025, el 100% de la electricidad que utiliza la entidad provenga de fuentes renovables y que para 2021 se haya eliminado el uso de plástico innecesario de un solo uso en todas las oficinas y edificios. Además, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) celebrada en Madrid, Santander lanzó su compromiso de ser, por primera vez, neutral en carbono en 2020, compensando todas las emisiones generadas por sus propias operaciones.