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Nuevo varapalo al sector turístico

Empresas británicas exigen a Johnson que saque a las Islas de su lista negra

Aerolíneas y multinacionales del sector le piden al primer ministro que dé marcha atrás para evitar cierres y despidos

Boris Johnson, ayer en una rueda de prensa en Belfast, Irlanda del Norte. REUTERS

El empresariado británico redobló ayer la presión a la que está sometiendo a Boris Johnson para que dé marcha atrás y saque a Canarias (y también a Baleares) de su particular lista negra. Los principales conglomerados empresariales del Reino Unido, incluidas multinacionales de la envergadura de British Airways, easyJet o incluso TUI, remitieron una misiva al primer ministro en la que, por un lado, lo alertan sobre las consecuencias que tendría prolongar el veto indiscriminado a todos los destinos turísticos españoles y, por otro, intentan hacerle entender el sinsentido de su decisión. No en vano, está meridianamente "claro", insiste el medio centenar de líderes empresariales que suscribe la carta, "que las Islas Canarias y Baleares no tienen la misma situación epidemiológica que otras partes de España".

Aunque al cierre de esta edición nada había cambiado en el número 10 de Downing Street, la fuerte presión y las no menos fuertes críticas del empresariado londinense han dado lugar a que la Administración Johnson empiece a replantearse la conveniencia de mantener su controvertida decisión. De hecho, la imposición de cuarentena a los británicos que regresen de sus vacaciones en España es un varapalo tan duro para la primera industria de Canarias como para las compañías aéreas, turoperadores y agencias de viajes de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. En este sentido, lo que el Reino Unido podría ganar dificultando la salida de divisas (buena parte de las libras que los ingleses se gastarían en el Archipiélago o en Baleares efectivamente la gastarían en su propio país) lo perdería en forma de despidos e incluso cierres en sus empresas turísticas. Es a lo que Alex Cruz, consejero delegado de British Airways; Tim Alderslade, director ejecutivo de la patronal aérea Airlines UK; y John Holland-Kaye, el director del aeropuerto de Heathrow, se refieren en la misiva enviada al premier como "cicatrices permanentes".

Cruz, Alderslade y Holland-Kaye son solo tres de los firmantes del escrito, en el que reclaman a Johnson que en lugar de desaconsejar los viajes a lugares en los que, paradójicamente, la pandemia está más controlada que en el mismo Reino Unido, como es el caso de Canarias, implante corredores seguros para que el flujo de viajeros entre Londres y las Islas discurra sin mayores problemas. "Hacer pruebas a los viajeros es una forma de abrirse a los viajes y al comercio para algunos de los mercados y negocios más grandes del Reino Unido", aseguró el director ejecutivo de Heathrow, en declaraciones que recogió Efe, en referencia, por ejemplo, a los más de 600.000 británicos que se encuentran ahora mismo de vacaciones en España. Todos ellos condenados a confinarse a su vuelta con independencia de que regresen de Cataluña, donde los casos de coronavirus sí han crecido notablemente en las últimas semanas, o de Canarias, donde la situación sigue tan bajo control como antes de que el Reino Unido desestabilizara el turismo europeo con una decisión que no se comparte ni dentro ni fuera de las fronteras británicas.

Por su parte, el Gobierno de Boris Johnson sigue manteniendo vigentes las medidas adoptadas el sábado, pero ya ayer precisó que están "en constante revisión". De hecho, la influyente cadena BBC avanzó que el primer ministro "está a punto de dar su visto bueno a un programa piloto de pruebas dobles".

Uno de los factores que juegan en contra de los intereses de Canarias es que el premier tiene el apoyo de la oposición. El laborista Keir Stamer se reafirmó ayer en que la cuarentena, de momento indiscriminada, es necesaria.

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