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El motor asiático se gripa

La economía de la zona no crecerá por primera vez en seis décadas

El motor asiático se gripa

Corea del Sur vacuna contra el optimismo. Su lucha contra el coronavirus ha concitado aplausos globales, ha eludido los confinamientos fatales para la economía, suma en la actualidad apenas una cincuentena de contagios diarios, incluso celebró unas elecciones cuando el mundo estaba enclaustrado? y sufre su primera recesión técnica en 17 años tras encadenar contracciones del 1,3% y 3,3% en los últimos dos trimestres. Estremece el horizonte de los países que lidian con brotes descontrolados.

Las recesiones son generalizadas. El PIB hongkonés cayó un 9% y Japón perderá este año un 5,2% según las proyecciones del FMI, que aventura también una caída del 1,2% para las cinco mayores economías del sudeste asiático: Indonesia, Tailandia, Malasia, Filipinas y Singapur. La última, una de las más sólidas de la región, se derrumbó el último trimestre con un 41,2% negativo. Los que vaticinan un crecimiento en 'V' solo pueden agarrarse a China, que se apuntó una expansión superior al 3% en el trimestre y aspira a un 2% anual.

Asia es el poso del té en el que los analistas intuyen cómo será la economía poscoronavirus. Fueron los primeros en sufrir la pandemia y, aunque estas semanas amontona récords de contagios diarios, son magnitudes ridículas en comparación con las de EEUU, Brasil y parte de Europa. Los augurios no son buenos. La economía asiática no crecerá este año por primera vez en seis décadas y en el próximo ejercicio, considerando un idílico horizonte de vacunas y recuperada normalidad, se apuntaría un rebote en torno al 6% o 7% que será insuficiente para compensar la ruina actual.

El coronavirus ha empequeñecido las pasadas crisis que se citaban como las más profundas simas: la contracción del 4,7% en la crisis financiera global o el 1,3% de la de los mercados asiáticos. El cuadro actual es mucho más dramático si excluimos a China. Es un frenazo brusco para una región que el pasado año acaparó el 68% del crecimiento de todo el mundo y que ha pasado de concentrar el 22% del PIB global en 2003 al 33% actual. En aquel año padeció Asia el SARS, el precedente más similar al coronavirus, que también arrasó el turismo, vació las calles durante meses y devastó la industria. El optimismo descansaba en aquella veloz recuperación pero los cálculos olvidaron que la pandemia actual supera a aquella en escala y que Asia está más conectada con el mundo.

"Los países deberían utilizar todas las políticas de su caja de herramientas", aconseja Changyong Rhee, directora del departamento asiático del FMI , aludiendo a las reservas que acumularon los gobiernos asiáticos durante dos décadas para surfear tsunamis como el actual. Ocurre que muchos países lidian con grandes poblaciones y potenciales inestabilidades políticas que impiden los gigantescos estímulos financieros de Occidente. Las reacciones más rotundas llegan de China, Japón y Australia, seguidas de Corea del Sur.

Asia es también es este contexto un bálsamo para el mundo. Si su desarrollo empatara con el del resto del mundo, sostiene el FMI, la economía global se recortaría este año en un desastroso 7,6%. Su recuperación más rápida se explica porque ha sufrido un golpe menor, Alicia García Herrero, economista jefe de Asia Pacífico en Natixis. "La reducción de la movilidad en Asia es del 11% cuando en Europa casi alcanza el 24%. El golpe en Asia será peor de lo que pensábamos pero saldrá de esta pandemia como ganador relativo", vaticina

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