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Las exportaciones canarias a EE UU caen a la mitad por los aranceles de Trump

El valor de los envíos pasa de 13 a 7 millones de euros en los primeros cinco meses del año - Los ingresos por el vino, uno de los sectores más afectados, se dividen por cuatro

Inicio de la vendimia en una bodega de Gran Canaria. JUAN CARLOS CASTRO

La Administración Trump se mantiene inflexible en el castigo que, en forma de aranceles, impone a diversas importaciones europeas, entre ellas las procedentes de España, por las ayudas que varios países concedieron a Airbus. El impacto de la medida, vigente desde el pasado octubre, es visible en Canarias. Las exportaciones desde las Islas a Estados Unidos cayeron prácticamente a la mitad en los primeros cinco meses del año en relación al mismo periodo de 2019, restando casi seis millones de euros a los empresarios que dirigen una parte de su producción al país norteamericano.

De esta manera, las exportaciones canarias con destino a EE UU supusieron algo más de siete millones de euros entre enero y mayo de 2020, frente a los 13 millones contabilizados el año anterior, lo que supone un descenso cercano al 46% (45,8%, en concreto). Las materias primas son el grupo de productos en cuanto al importe que representan los envíos desde el Archipiélago, con 2,6 millones de euros. Las siguen la alimentación y las bebidas, con casi 1,5 millones. Dentro de este último sector destaca el vino, una de las producciones a las que más ha afectado la respuesta proteccionista del presidente Donald Trump a las subvenciones de algunos países europeos -España, Francia, Alemania y Reino Unido- a Airbus, declaradas ilegales por la Organización Mundial de Comercio (OMC). Los cultivadores y exportadores canarios han visto desplomarse el valor de sus envíos en este periodo en 482.000 euros -de 627.000 a 145.000-, hasta quedarse en una cuarta parte de lo que suponían antes.

La reacción mayoritaria del sector vitivinícola del Archipiélago cuando el Gobierno estadounidense adoptó la medida fue rebajar sus márgenes de beneficio para no perder un mercado en el que les había costado años de trabajo hacerse un hueco, cuantitativamente modesto pero relevante para algunas empresas. Ese esfuerzo empezó a ofrecer resultados tangibles en 2010, cuando el valor de las exportaciones de este producto superó por primera vez los 100.000 euros. Tras nueve años de incrementos casi ininterrumpidos, la cifra alcanzó su máximo en 2019. En ese ejercicio, y pese a que en su recta final ya regían los aranceles, se llegó a los 993.000 euros. Los resultados cosechados en los primeros cinco meses de 2020 permiten augurar que el año terminará con el primer retroceso desde 2015.

El Departamento de Comercio de EE UU introdujo el pasado jueves leves modificaciones en el listado de importaciones objeto de imposiciones, lo que supuso la incorporación de algunos nuevos productos procedentes de Francia y Alemania y la salida de algunas categorías que provienen del Reino Unido y Grecia. En el caso de España no ha habido variaciones, lo que, hasta cierto punto, ha sido acogido con cierto alivio, ya que la Administración norteamericana había amenazado con aumentar los aranceles -que para la mayoría de productos, como el vino o el aceite, son del 25%- hasta el 100%. Tampoco se han incluido en la lista negra los vinos con graduación alcohólica superior a 14 grados ni el cava u otros espumosos, lo que ha permitido respirar a los productores españoles.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha calificado de "agridulce" la decisión adoptada por el Departamento de Comercio tras el periodo de consultar que había abierto para estudiar la conveniencia de elevar los impuestos a la importación. "Seguiremos trabajando para que se retiren estas medidas de represalia y buscar una negociación consensuada a este conflicto", dijo Maroto en declaraciones a la Cadena Ser recogidas por Europa Press. La titular de Comercio reconoció que el impacto que han tenido los aranceles ha sido "devastador", sobre todo en el sector agroalimentario español, que está atravesando además un "año especialmente complicado" por la pandemia del coronavirus.

También organizaciones sectoriales como la Federación Española del Vino y Cooperativas Agroalimentarias han expresado su preocupación ante el mantenimiento de unos aranceles que, a su juicio, convierten a los productos del campo en "víctimas" de un conflicto entre EE UU y Europa al que en realidad son ajenos. Por su parte, Asaja ha exigido al Gobierno español y a la UE que intensifiquen las negociaciones con Estados Unidos para que se retiren estas sanciones, al tiempo que pide más medidas internas para paliar sus "graves efectos", en tanto que COAG ha tachado el arancel de "penalización injusta e injustificable".

La decisión de la Administración Trump de no agravar la situación con una subida tan desproporcionada de los tributos arancelarios como la que se había planteado abre camino, al menos, a un proceso negociador que evite un recrudecimiento de esta guerra comercial. Ambas partes deberán apurar los plazos si no quieren que la dispute vaya un paso más allá: la OMC deberá fallar en las próximas semanas un caso similar al de Airbus pero que afecta a la estadounidense Boeing y que podría poner en manos europeas la posibilidad de devolver el golpe al país norteamericano con la imposición de aranceles. Francia ya ha advertido de que, si persiste la actitud de EE UU y no se alcanza un acuerdo, la UE tiene que estar preparada para responder. Desde la Comisión Europea se reconoce estos días el gesto de Estados Unidos al no empeorar las cosas.

Voces del ejecutivo comunitario han apremiado a buscar de forma dialogada una salida a la encrucijada en la que se hallan ambas potencias y a hacerlo con la mayor urgencia posible, no solo por el riesgo de que el panorama empeore sino también por los apuros en que la crisis generada por la pandemia del coronavirus ha puesto a las economías de los dos lados del Océano Atlántico.

EE UU es el segundo país de destino para las exportaciones de alimentos y bebidas españoles fuera de la Unión Europea, y al que España exportó productos por un valor de 1.838 millones de euros en 2019.

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